Vínculo copiado
No sólo fue el de Berna, hubo otro episodio portentoso en esta Copa del Mundo
09:03 viernes 4 noviembre, 2022
Deporte Nacional e InternacionalHubo otro milagro en Suiza 1954, no sólo el de Berna. Éste se dio 11 días antes, en Basilea, el 23 de junio. El Mundial resucitaba la esperanza de los aficionados en Europa que seguían resintiendo los asolamientos de la Segunda Guerra Mundial. Suiza tenía una cita con el futbol, prorrogada desde 1949 cuando se le autorizó realizarlo por ser un país neutral, pero al que el destino le arrebató por no contar con los estadios adecuados. Entonces, Brasil presentó la propuesta faraónica del Maracaná y la pelota pasó al continente americano. En los tiempos en que el futbol no era un automatismo y los jugadores lo hacían por la inercia de tocar la pelota, Suiza era un equipo de segundo relieve, que ni siquiera en su propio Mundial logró ser cabeza de serie. La FIFA creó un nuevo sistema de competencia. Cuatro grupos en los que habría dos cabezas que no se enfrentarían, de tal modo así sería casi un hecho que pasarían a cuartos de final los que ellos deseaban. En el grupo de Suiza estaba por delante Italia, bicampeón el Mundo, e Inglaterra, inventor del futbol. Karl Rappan, un austriaco, era el director técnico de Suiza. Fue el inventor del Verrou (el cerrojo), preámbulo del Catenaccio. En ese momento no sabía que llevaría a este país a tres Copas del Mundo distintas y se convertiría en el estratega con más partidos en Suiza. El primer juego los enfrentó con Italia y ganaron 2-1 con goles de Robert Ballaman y Sepp Huegi, literalmente las figuras del equipo. Para los italianos fue como si les reventaran un vidrio a martillazos, pues venía como una poderosa selección y, tras esto, quedaron humillados ante el mundo. Por eso en el segundo partido pusieron todas las fichas y ganaron a Bélgica. Suiza, en tanto, perdió con Inglaterra, entonces, quedaron empatados en puntos y el reglamento estipulaba un juego de desempate. Fue cuando ocurrió el milagro de Basilea. Todos daban por sentado el pase de Italia, hasta ellos mismos cuando llegaron al estadio St. Jakob ante 30 mil personas, pero fueron sacudidos por un gol de Sepp Huegi y luego otro de Ballaman. A falta de 25 minutos, los italianos reaccionaron con tanto de Flavio Nesti, sin embargo, en este peculiar juego, dejaron su zona baja al descubierto y con ello, Suiza, experto en defender y quizás el primer equipo en el mundo en el arte de contragolpear, finiquitó el partido con dos goles más en el minuto 85 y 90. La gente invadió el campo para abrazar a sus jugadores a pesar de que la policía trataba de repelerlos. Nadie daba crédito que en Basilea había sucedido un milagro. EXCELSIOR