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Trump parece tan determinado hoy más que nunca a anunciar triunfos, incluso algunos reales
00:02 lunes 26 mayo, 2025
ColaboradoresUno de los principios básicos de la filosofía del presidente Donald Trump es siempre proclamar victoria, sin importar qué tan mala sea la situación en que se encuentre. La formulación ha sido parte de su estrategia como empresario y ahora como político y mandatario. Trump parece tan determinado o más que nunca a anunciar triunfos, incluso algunos reales, frente a una literal cascada de malas noticias y embrollos para su gobierno. Uno de los más complicados, por sus implicaciones políticas, se refiere a la imposición de tarifas a las importaciones estadounidenses de casi todo el mundo y las consecuentes fricciones internacionales. Más aún, luego de semanas de alegar que los aranceles no impactarán a la economía de los estadounidenses, hace pocos días demandó lo imposible: que Walmart y otras grandes tiendas se "traguen" el costo de las tarifas sin pasarlo a los consumidores. Una propuesta de ley presupuestal, que el mandatario califica como "enorme y bella", se traduce, según sus críticos, en menos impuestos para los grandes capitales pero más para la clase media, entre crecientes preocupaciones respecto al futuro de la economía, simbolizados en la baja de calificación crediticia para la deuda pública estadounidense. La misma legislación incluye recortes al programa de Medicaid (ayuda médica) que cubre a 71.2 millones de personas, de las que al menos ocho millones podrían quedar fuera en una década, un muy anunciado intento de recortar hasta en dos millones de dólares el déficit del gobierno se tradujo hasta ahora en el despido de algo más de 150 mil empleados, pero ahorros muy por debajo de lo prometido. Y en un país donde el éxito de un Presidente se mide por la economía, esos tropezones iniciales pueden ser augurio de problemas para un mandatario que desde su toma de posesión, el 20 de enero, se ha visto inmerso en polémicas y escándalos derivados en parte de su imperioso estilo personal y un intento por centralizar el poder en su persona. En contraste, Trump ha proclamado por lo menos tratar de cumplir con sus promesas electorales, tan disparatadas o negativas como sean o que en algunos casos han probado ser. Y en el camino ha complacido a sus votantes. Hasta ahora. Ciertamente, intentar hacer no ha sido problema para Trump, que, al decir de sus críticos y a veces hasta de sus partidarios, busca sus metas sin importar los medios o los métodos para obtenerlas. Paralelamente, los funcionarios del gobierno Trump que según la prensa estadounidense parecen convencidos de que la victoria electoral del mandatario en noviembre les da la cobertura necesaria para actuar con impunidad, se aplican incluso a la ejecución de venganzas personales del mandatario, con apenas un disfraz legal, y acusados de estar más enfocados en complacer al mandatario y sus metas que cumplir con sus funciones legales. Los reclamos de victoria parecen cada vez más costosos, como los del legendario Pirro, rey de Epiro, que cuando ganaba perdía. POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS