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La portera del Tri Sub 17 fue gigantesca en el Mundial al parar cinco penales en las rondas finales y a ella se le debe en gran parte el tercer lugar
17:30 sábado 8 noviembre, 2025
Deporte Nacional e Internacional
Cierto día caluroso, el Alvarado, municipio de Veracruz, Valentina Murrieta le dijo a su padre que quería acompañarlo al campo de futbol. Ahí lo vio jugar cuando ella tenía siete años y ahí mismo, decidió que quería ser portera. "Ver a mi papá con sus guantes, con su suéter diferente, volar, atajar, era un super héroe y quise ser como él". Los sueños se cristalizan, pero se trabaja para ello. Valentina, una chica valiente acaparó la atención en el Mundial Sub 17 femenil de la FIFA cuando ante Italia en menos de media hora atajó dos penales. Ya en la tanda definitiva para encontrar el pase a semifinales, sacó otro más. La chica veracruzana con su cinta blanca en la cabeza y guantes negros, había pasado a la historia. No conforme con eso, en el juego por el tercer lugar atajó dos penales más para convertirse en la heroína mágica de una selección que llegó sin más aspiración que la de cambiar un poco la historia para el futbol femenino. Su padre, al notar que iba en serio lo de ser portera la llevó al único sitio cercano que tenía y en una academia de los Tiburones Rojos pudo colocarla para seguir entrenando, ahí Adolfo Misarte fue su primer visor. Con el tiempo, llegaría el América para ficharla con lo que implicaba un reto de carácter y fuerza, mudarse de ciudad. Sin embargo, Valentina ya llevaba una disciplina monacal desde los campos de Veracruz. Cuenta Misarte que era necesario, por la situación de las generaciones, que ella jugara contra otras mayores y sobre todo en los penales, se especializó con disparos de chicas de dos o tres años más grandes que ella. Tiene una intuición y un gran resorte. De la línea de gol es capaz de moverse con rapidez y salir disparada como tigre, afirman desde Veracruz los que la vieron atajar en los llanos. Valentina se esmeró apoyada en el reflejo de Guillermo Ochoa, "cuando paró el penal a Lewandoeski en el Mundial, Valentina saltó de alegría diciendo que ella quería parar uno así alguna vez", comenta su padre. Y no fue uno, sino cinco los que detuvo en esta edición del Mundial en Marruecos que será siempre envolvente en recuerdos para ella, que por cierto tiene como ídolo a Blanca Félix, guardameta de las Chivas. FUENTE EXCÉLSIOR