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Hace unos días celebramos a los maestros en México como ya es tradición. En ese marco...
00:04 viernes 19 mayo, 2023
ColaboradoresHace unos días celebramos a los maestros en México como ya es tradición. En ese marco, desde palacio nacional, el gobierno federal anunció diversos beneficios para los trabajadores de la educación y algunos “logros” en materia educativa. Hablar con grandilocuencia de las generalidades muestra un panorama idílico el cual, al analizarlo con discernimiento, se descubren los claroscuros de la realidad. En primer término, lo que muchos profesores esperábamos, el anuncio del aumento salarial. Derivado del Pliego Nacional de Demandas entregado por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, la respuesta del gobierno federal llegó el pasado 15 de mayo. De acuerdo a lo estipulado, será de 8.2 por ciento en promedio, retroactivo al primero de enero de 2023. Sin duda, acciones para mejorar el pago de los servicios a los profesores en educación básica, no está a discusión. Me parece que promover el aprendizaje en comunidades alejadas y con precariedad material no es tarea fácil y con este argumento, debemos reconocer esta medida como acertada. Sin embargo, también necesitamos hacer notar que este incremento resulta insuficiente ante la ola de inflación que vive nuestro país. La cual, mucho tiene que ver la implementación de medidas como esta en la simulación de la redistribución de riqueza en términos netos. Además, con este anuncio, también se incluyó la promesa de fijar un salario universal mínimo de 16 mil pesos al mes para cada profesor. Voluntad, sobra. Pero aún falta conocer exactamente los detalles para hacerlo realidad. De algo estamos seguros, con las buenas intenciones no alcanza. Se necesitan 42 mil millones de pesos que, como suele ocurrir con estas medidas, es muy seguro que veamos recortes presupuestales nuevamente. Otra promesa que puso sobre la mesa el gobierno federal, es la de mejorar los servicios del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE). Para nadie es novedad que vivimos una crisis en materia de atención a la salud. La articulación de los servicios se han visto disminuidos y en otros casos, aniquilados lentamente. Es notorio las quejas de los trabajadores al servicio del Estado para conseguir citas médicas en lo familiar y con los especialistas; además de los constantes cambios de citas por la ausencia o falta de médicos; no se diga en el acceso a medicinas o instrumental para padecimientos específicos. En este entorno de experiencias negativas, el prometer cambios y mejoras suena más a cumplir el protocolo establecido para apaciguar las huestes. Con esto encaminado, el presidente afirmó que no se hará a un lado la posibilidad de aumentar el monto de las pensiones del magisterio y de trabajadores del Estado. Lo dicho, voluntad sobra. Tan solo viendo el caso de San Luis Potosí, de acuerdo al Presupuesto de Egresos del Estado, tenemos un balance financiero negativo de más de 30 mil millones de pesos para regularizar todo el tema de pensiones en el estado. Las preguntas siguen siendo: ¿Cómo se puede capitalizar el fondo de pensiones sin trastocar recursos etiquetados? ¿De dónde saldrán las economías disponibles para saldar esta deuda? ¿Quién o quiénes asumirán los costos directos de esta reingeniería financiera? ¿Nuevamente los contribuyentes? Por otro lado, ¿qué significa exactamente una jubilación digna? ¿Bajo qué criterios? Esperemos dilucidar estas interrogantes muy pronto. Por otro lado también mencionó los recambios en 40 secciones sindicales del país. A manera de elevar la narrativa de pacificación entre los profesores y el gobierno federal, afirmó que “no se han presentado paros ni han cerrado las escuelas por este motivo”. Sin embargo, de acuerdo con notas locales, se presentaron inconformidades en estados del noreste y sureste del país. Como dice un proverbio antiguo: “No confundas mi silencio con ignorancia”. Después habló de algunos “logros” educativos. Comenzando con las becas a más de 12 millones de estudiantes que representan más de 96 mil millones de pesos tan solo en lo que va de 2023. En este sentido, si revisamos la evidencia en terreno, encontramos que las becas, como transferencias monetarias a los usuarios, no reflejan una incremento en la movilidad social de las personas, no generan un impacto significativo en la permanencia en la escuela de niños y jóvenes en edad normativa y en el largo plazo, generan un incentivo negativo para la productividad en las nuevas generaciones. Por otro lado, presumió que más 113 mil escuelas han recibido cerca de 70 mil millones de pesos a través del programa La Escuela Es Nuestra. Los números pueden mostrar avances, pero si revisamos con lupa cada una de las implicaciones en lo local, logramos identificar casos de corrupción, desvío de recursos y despilfarro. Además la nula vigilancia y transparencia por parte de la Secretaría del Bienestar permite un escenario negativo para la rendición de cuentas, excluyendo a los profesores de las decisiones clave y generando una división al interior de las comunidades escolares, todo orquestado por los Siervos de la Nación. Para finalizar, una contradicción. Menciona el presidente que los libros de texto gratuitos están en proceso de elaboración. Pero de acuerdo con el área de Materiales Educativos de la Secretarías de Educación Pública, estos ya se encuentran en proceso de impresión. Cabe mencionar que si esto resulta cierto, de acuerdo con procesos anteriores, la fecha ya es tarde, para que lleguen a tiempo a las bodegas de distribución en los estados. Dos, los libros de texto preliminares presentan deficiencias a nivel técnico, pedagógico y didáctico que impactarán de manera profunda en la interacción de los niños y jóvenes con sus materiales de lectura y reflexión. Tres, en este tema se siguen realizando asambleas en los Estados para “discutir” el contenido de los libros de texto a partir de la nueva currícula escolar. Pregunta, ¿para qué gastamos recursos, tiempo y ponemos a discutir a los profesores sobre un material ya definido y en proceso de impresión? Sin duda, los números no mienten, pero se puede mentir con los números. Omitir los detalles de la realidad solo desnuda de cuerpo entero a todo gobierno en turno. Prometer no empobrece, pero sí puede expandir la ignorancia. Me parece que debemos elevar el tono de la discusión. Poner en contextos específicos desde lo local las problemáticas que nos aquejan para comprenderlas de mejor manera y establecer rutas de política públicas que cumplan con el ciclo de implementación. Solo así, sabremos si vamos avanzando en el camino correcto, sin importar las narrativas demagógicas en turno. * Profesor / Activista por el Derecho a Aprender en SLP
Director Ejecutivo en Horizontes de Aprendizaje
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