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PEDRO OLVERA
15:30 domingo 1 octubre, 2017
VIRALESNo cabe duda que el terremoto en México ha sacudido incluso a las Instituciones, pues las ha puesto en evidencia y al sacudir también las conciencias ciudadanas está cuestionando gravemente la funcionalidad y utilidad que tienen y su diseño. En este caso, a los partidos políticos que debieran ser Instituciones de interés público pues así los define la Constitución en su artículo 41, los podemos ver desesperados por levantar la mano para ver quien se saca la mejor palomita, quien saca la mejor estrellita en la escuelita en la que los tenemos metidos los mexicanos, observándolos cada vez más tristemente; están buscando ser cada uno de ellos el mejor, el más magnánimo, el que parezca más bondadoso con la gente al donar dinero; se les olvida que el dinero no es de ellos, pero Independientemente de ese pequeño detalle, hay otros cambios que se avecinan y que son más importantes en lo político; más importantes incluso que la sesión de los derechos de su dinero o del dinero de nosotros les prestamos a fondo perdido, para que hagan campañas chafas que hartan a la mayoría y convencen a los más débiles, esto es a quienes votan sin saber realmente de que se trata y quiénes son a los que eligen. Los cambios deben apuntar precisamente hacia ello, apostar a que ya no se gaste dinero en campañas, los cambios deben dirigirse a modificar estructuras, a quitar candados para que cada uno pueda participar en igualdad de circunstancias, a que el dinero se reparta ahora más equitativamente, hacia alla deben apuntar también los esfuerzos de la sociedad civil y las organizaciones preocupadas por este país. Ciudadanos y organizaciones deben exigir, en la beneficiosa inercia en la que hoy se encuentran, que tengamos gobiernos que no derrochen ni dilapiden los recursos públicos en publicidad que sólo ensalza la imagen de funcionarios y que tramposamente se convierte en campañas políticas ilimitadas aunque se jure lo contrario. No mas bolsas secretas ni para el presidente ni senadores ni gobernadores, ministros, magistrados, secretarios o lo que sean; no se puede disponer y ya no debemos permitirlo, que se paguen los famosos cochupos y “paquetes” a los medios de comunicación en un execrable y repugnante circulo vicioso que termina corrompiendo a todos pero que apunta precisamente a quienes pudieran constituirse en los formidables contralores privados de la vida pública, en los observadores ciudadanos por excelencia que debieran ser; la piedra angular del equilibrio y moderación de los abusos de funcionarios y no los principales participes y cómplices de la corrupción. El derecho a la información implica también la obligación de garantizarla en su acceso y veracidad por parte de las empresas privadas que se dedican al periodismo, por ello las leyes de Transparencia y Sistema Anticorrupción debieran contemplar sanciones como las que empezaban a proyectarse hace algunos meses antes de que el mismo Consejo Coordinador Empresarial se le plantara enfrente al Presidente de la República exigiéndole que dejase fuera a los particulares y entes privados de aquella incipiente pero prometedora regulación del Sistema Anticorrupción. Es cierto, la contrarreforma operó antes de tener siquiera una verdadera reforma, pero debemos exigir que se recupere, incluso de forma mejorada, pues debemos reformarnos todos, todos estamos metidos en el mismo vicio. Hoy que todos los políticos quieren ser la vanguardia del cambio y enarbolar la bandera de un México nuevo también debemos ser cuidadosos de sus trampas, una de las que he detectado en uno de esos escasos momentos en los que llego a pensar mal de alguien, es la propuesta populista y demagógica de Enrique Ochos Reza, el electricista que se les ocurrió poner de Presidente del PRI. Este inefable personaje que sólo se explica en el contexto de la confusión, irresponsabilidad y pérdida de rumbo. Propone algo a lo que se está dando vuelta en las redes hace algunos 5 o 6 años: Que desaparezcan los diputados y senadores plurinominales. Esta genialidad que parte del desconocimiento de lo que deben ser y representar los diputados de representación proporcional así como del desprestigio que en general arrastran el Congreso de la Unión y Congreso de los Estados, es un planteamiento que también han hecho muchos periodistas y redentores como Pedro Ferriz que ahora dizque quiere ser candidato por ignorancia o falta de reflexión pues vendría resultando un verdadero despropósito antidemocrático. Me explico: la representación proporcional es una figura totalmente indispensable en los regímenes que quieren ser más igualitarios, más equitativos, más plurales y participativos, en cualquier democracia que se precie de serlo; en México “apareció” con la Reforma Política de 1977 instrumentada por Don Jesús Reyes Heroles, para evitar que el país se les fuera de las manos (y no ha sido esta la primera ocasión en que ese riesgo se presenta). Es la forma de incorporar a las minorías y voces que quieren participar en la política del país. Que se haya envilecido por el comportamiento de los partidos y de sus representantes no significa que la figura deje de ser útil. De hecho los mejores parlamentarios provienen de la representación proporcional, o sea, son “plurinominales”. La trampa de Reza le significaría quitarse muchos adversarios y voces contrarias en los Congresos; eliminaría a las minorías. ¡Cuidado con tanta bondad¡