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El de mayo se registró el caso de una jovencita que fue víctima de feminicidio. Esther estudiaba bachillerato en el Cecyte de Ebano, justo enfrente de su casa ocurrieron los hechos en los que su novio le quitó la vida y luego se intentó suicidar. Dos jovencitos, ella de 17 años y el de 19. ¿Qué está pasando con las personas jóvenes? ¿Cómo están construyendo sus relaciones afectivas? ¿Las personas adultas cómo estamos influyendo para la interacción diaria que tienen?
23:31 lunes 21 mayo, 2018
EN LA OPINIÓN DE GLORIA SERRATOEl de mayo se registró el caso de una jovencita que fue víctima de feminicidio. Esther estudiaba bachillerato en el Cecyte de Ebano, justo enfrente de su casa ocurrieron los hechos en los que su novio le quitó la vida y luego se intentó suicidar. Dos jovencitos, ella de 17 años y el de 19. ¿Qué está pasando con las personas jóvenes? ¿Cómo están construyendo sus relaciones afectivas? ¿Las personas adultas cómo estamos influyendo para la interacción diaria que tienen?
Este fin de semana estuvimos dialogando con un grupo de profesores de bachillerato que toman un diplomado, me invitaron a hablar del Feminicidio como patología social, resulta muy loable que los profesores estén interesados en saber cómo apoyar a las personas jóvenes a construir sus relaciones sociales y afectivas desde el espacio de la escuela, que es una de estructuras en donde se van forjando las relaciones humanas, pero que también es un termómetro de lo que está pasando en otras esferas como son el hogar y la comunidad, y de esto modo identificar a tiempo la violencia en las relaciones de pareja que pudieran desencadenar un feminicidio.
La violencia en las relaciones de pareja puede empezar desde las edades tempranas y es posible que dada la naturalización de la violencia, las personas jóvenes no logren identificar algunas reacciones que erosionan su autoestima, tengan como consecuencia el bajo rendimiento escolar, dificultades en sus relaciones familiares y de amistades, afectaciones en sus estados de ánimo, entre otros.
Las relaciones toxicas no se detectan de manera inmediata, pero se pueden identificar algunas señales, en 2009 el Instituto Politécnico Nacional a través de la Unidad de Género investigó las relaciones de pareja entre los estudiantes de 15 a 25 años de edad, se aplicaron 14 mil encuestas, y con los resultados se buscó la manera de visibilizar la violencia que va de menos a más hasta llegar al feminicidio, así surgió Violentómetro.
Por lo que esta herramienta nos puede ser de mucha utilidad para identificar los niveles de violencia que pueden sufrir de parte de su pareja, que va con situaciones tales como bromas hirientes, chantajes, mentiras, engaños, ignorar, aplicar la ley del hielo, celar, culpar, descalificar, poner en ridículo, humillar en público, intimidar, amenazar, controlar, prohibir , caricias agresivas, pequeños golpes, etc.
En esta primera fase es en la que debemos alertar a las jóvenes para que tengan cuidado y puedan alejarse a tiempo de una relación de noviazgo que pueda derivar en consecuencias más delicadas de violencia.
¿Cómo podemos defender la vida de las jovencitas? ¿Cómo podemos apoyar la construcción de una nueva perspectiva de los jóvenes hacia las mujeres? ¿Cómo las personas adultas podemos incidir en que ambos puedan llevar una relación cordial, respetuosa, tolerante, responsable y solidaria?
Una buena parte se deberá basar en evitar el abandono escolar, sobre todo en bachillerato, que es cuando más se registra datos de la Subsecretaria de Educación Media Superior de la Secretaria de Educación Pública señalan que se logró reducir a un 13.3 por ciento en todo el país. Los datos del Sistema Educativo Nacional estiman que estuvieron inscritos más de 3 millones 300 mil jóvenes, hombres y mujeres. Pero las cifras son delicadas cuando observamos que de cada 100 habitantes en San Luis Potosí de 15 años y más solo 19.7 terminaron el bachillerato.
Las personas jóvenes deben prepararse académicamente para que puedan tener mejores perspectivas de trabajo pero sobretodo que les permita observar con detenimiento la realidad que se vive en su contexto. Es claro, y reiteradamente hemos insistido que la educación es clave para tomar decisiones que estén basadas en argumentos reales.
Debemos garantizarles a las personas jóvenes que en cuanto se detecte alguna situación de conflicto en los espacios que nos corresponde atender a los adultos, les busquemos el apoyo y se logre un dialogo con padres y madres. A muchos jóvenes se les asignan responsabilidades en las que toman decisiones para sus vidas futuras antes de los 15 años y nos encontramos con adolescentes que aún no completan su actividad cognitiva, que ya están enfrentando un embarazo no deseado que les lleva a tener que conseguir trabajo seguramente muy mal remunerado y por consiguiente se genera la deserción escolar. En otros escenarios se ven obligados a trabajar de tiempo completo o medio tiempo para aportar recursos para la economía del hogar.
La violencia que se está dando entre jóvenes adolescentes de educación secundaria y media superior nos debe llevar a realizar acciones de orientación sobre las consecuencias de la violencia y cómo erradicarla.