La historia de los movimientos ciudadanos comenzó en el siglo XIX, con los movimientos obreros que se daban en las calles y plazas públicas. Estos se convocaban por medio de pasquines y volantes, que eran repartidos en espacios públicos para hacer visibles las causas, así como para convocar acciones con las que buscaban lograr sus demandas, como marchas o manifestaciones en todos los ámbitos, desde laborales, sociales, políticas e incluso deportivas. Los ciudadanos anteriormente no teníamos muchas opciones, frente a los abusos, las injusticias o la falta de apertura en temas de interés popular y en este arbitrario los grupos más afectados eran los obreros, campesinos, mujeres, estudiantes y agrupaciones étnicas. Internet llego a nuestra vida cotidiana al inicio de los 90s, con la posibilidad de conectar a millones de usuarios en cualquier parte del mundo, con las ilimitadas y diversas aplicaciones que esto representa.   Al final de la década de los 90s la tecnología hizo posible la aplicación del internet en los equipos de cómputo y una década después a los dispositivos móviles, con lo que nacieron las redes sociales, la rápida evolución de la telefonía inteligente, logro prácticamente que hoy tengamos el mundo en nuestras manos. Hoy es posible realizar toda clase de operaciones, desde nuestro teléfono celular, acceder a muchísima informacion a nivel mundial, así como compartir nuestras expresiones y prácticamente todo lo que vemos las 24 horas, que acompaña el mayor nivel de libertad de expresión que nunca existió. Impensable que hace 30 años tuviéramos la libertad de expresar a todo el mundo con la tecnología que hoy tenemos, libertad que no nos pone límites. Pero el proceso que nos llevó a acceder de manera tan “rápida” a esta nueva manera de ciber ciudadanía, nos demanda también mucha responsabilidad. Esta nueva ciber ciudadanía nos obliga a saber la responsabilidad de las herramientas con las que contamos, las consecuencias de su uso, lo fácil que es caer en errores como compartir información falsa de manera masiva, así como ser engañados por causas inexistentes o ataques a personas u organizaciones que se mueven por obscuros intereses, o que buscan objetivos sociales, políticos o económicos. Hoy los movimientos sociales van acompañados invariablemente de las tecnologías, la comunicación y la participación ciudadana. Aun sin ser generadores de contenido somos difusores al compartirlo con nuestros contactos, esto hace posible que se pueda hacer “viral” cualquier información, que podría causar daño a alguien, tanto por la mala toma de decisiones, como por la falsedad de los contenidos.

La ciudadanía digital o ciber ciudadanía, consiste hoy en el uso y aprovechamiento de las tecnologías de información y comunicación (TICS), el internet y las redes sociales de manera ética, segura, responsable y activa, pero sobre todo, consiste en la participación política digital responsable. Seamos ciber ciudadanos responsables, revisando la veracidad de los contenidos que llegan a “nuestras manos”, los medios de comunicación son un gran apoyo para saber si alguna información que nos llego es verdadera o falsa. Seamos responsables con la información personal que compartimos, para evitar ser víctimas de la delincuencia. Limitemos el uso de la tecnología a menores de edad, que también podrán ser víctimas de diferentes delitos, que se dan por la falta de conocimiento e inocencia al utilizarla. Sobre todo participemos con esta nueva modalidad, que nos ofrece alcances importantes para que nuestras expresiones sean escuchadas, siempre con la responsabilidad que esto implica. Seamos ciudadanos digitales con visión responsable, ética y participativa!

Hagamos juntos la diferencia!

Jorge Armendáriz Gallardo

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