El déficit del estado de derecho ha generado vacíos que son ocupados por grupos que rivalizan con el Estado y empiezan a generar dinámicas que llegan a distorsionar los procesos electorales que se llevan a cabo, reconoció el politólogo, Juan Mario Solís Delgadillo. Precisó que el estado de derecho debe entenderse, no solo como el cumplimiento de las leyes, sino también como la ausencia de corrupción; control efectivo de los estados sobre su territorio; ausencia de grupos criminales, diversificación de los medios a través de los cuales la ciudadanía puede acceder a la información, independencia de los jueces, entre otros. “Vemos con preocupación que este déficit de Estado, ha generado vacíos que son ocupados por grupos que rivalizan con el Estado por el control de estos territorios y empiezan a generar dinámicas que, si bien, no buscan tener el control del poder político directamente, si influir sobre él e incluso distorsionar la competencia electoral que en este caso es lo que más nos preocupa”, dijo. Solís Delgadillo señaló que los grupos criminales se asientan, sobre todo, en el ámbito municipal y al hacerlo, distorsionan la dinámica política e incluso, agregó, esta distorsión puede llegar a ser tan grande que dichos grupos son capaces de disuadir a candidatos para que se presenten a las elecciones ya sea a través de amenaza o agresiones, “con el fin de allanar el camino o financiar o apoyar a candidatos que consideran que son afines o al menos que no les van a causar problemas en el control de estas áreas que quieren ostentar”, comentó. Insistió que este tipo de problemas se presentan con mayor frecuencia en el ámbito municipal, ya que esto se asocia principalmente, “con el hecho de que las policías municipales son pequeñas, están mal entrenadas y son más susceptibles de ser corrompidas por bandas criminales”. El politólogo refirió que en el anterior periodo electoral, la distorsión que generó la presencia de grupos criminales en algunos municipios mexicanos, provocó que en algunas regiones solo se presentará una candidatura a cargos públicos, lo que significa, ejemplificó, que muchos partidos políticos decidan no presentar candidatos, o personas interesadas en participar en estos puestos de poder decidan no hacerlo ya que evalúan que los riesgos de participar en la contienda son tan altos que prefieren mantenerse al margen.