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Ciertamente lo único permanente en la vida es el cambio, pero el cómo se nos comunican e, imperantemente el cómo asimilamos (o no) esos cambios en el ámbito personal y colectivo de nuestra escuela, puede alejarnos nuevamente de las realidades contextuales que vivimos en la cotidianidad.
22:54 martes 13 agosto, 2019
ColaboradoresA partir del 12 de agosto, poco más de 1 millón 200 mil profesores de educación básica, 33 mil en el estado de San Luis Potosí, regresaron a las escuelas para “capacitarse” en lo que el gobierno federal ha denominado “La nueva escuela mexicana” (NEM). Una suerte de cuestión ideológica donde, por supuesto, la escuela y sus alcances, no podían quedar al margen.
Para quienes hemos estado frente a grupo, es de reconocer la reingeniería federal en tiempo record para seguir alimentando el discurso propio de la división política y el renacer de la Patria. Es decir, esto que iniciamos en las aulas es moralmente superior al pasado, limpio de neoliberalismo y nuestra nación “marcha hacia la grandeza al mismo paso que avanza su educación”, como dicta la frase en la sección de Consejos Técnicos Escolares (CTE), de la página oficial de Educación Básica de Secretaría de Educación Pública (SEP).
Ciertamente lo único permanente en la vida es el cambio, pero el cómo se nos comunican e, imperantemente el cómo asimilamos (o no) esos cambios en el ámbito personal y colectivo de nuestra escuela, puede alejarnos nuevamente de las realidades contextuales que vivimos en la cotidianidad.
En ese sentido, vale la pena tocar las comunidades escolares para reconocer el nivel de discusión y la profundidad de estos procesos de “capacitación”. Sin duda, la implementación de estos “cursos iniciales” antes del regreso a clase, antes llamados de actualización han sido poco efectivos en los objetivos planteados debido a múltiples factores que requerirían todo un estudio para su análisis.
Básicamente hasta hace algunos años, eran espacios en cascada que desde la autoridad federal enviaban información para ser replicada en cada escuela con ciertas metodología de “avanzada”. Sin embargo, en muchas ocasiones se discutían diagnósticos eternos sobre las carencias de las escuelas o bien extensas letanías sobre las relaciones entre los profesores que pod´iian resultarhdfhudifhudiufhdifhu
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alisían resultar complicadas.
En años recientes y después de los cambios legales de 2013 en materia educativa, llegó la implementación de sesiones donde el diálogo profesional entre pares, dirigidos por el director escolar sería la oportunidad para buscar soluciones en un contexto determinado. Sin embargo, los últimos años demostraban una simulación en la aplicación de estos espacios. La tergiversación de una guía temática en cada sesión, así como la resolución de actividades por parte de los profesores, el incremento progresivo de tareas administrativas y la ausencia de liderazgo escolar, trajo consigo un declive pernicioso de los Consejos Escolares como espacio de desarrollo profesional.
Ahora, llegamos a una “nueva etapa” donde antes de informarnos en el CTE, debemos “formarnos” en una ideología pura de cambio social, de ánimo, de solidaridad que “consolidará un proyecto de nación y a través de él, se generarán los insumos para alcanzar los ideales de la Cuarta Transformación del país.” (SEP, 2019)
Día uno. Desde un CTE de la zona del Altiplano, es de admirar el nulo interés de las y los profesores para no discutir la guía mas allá de su contenido. El supervisor teniendo todo previsto, proyecta una presentación que transcribe el contenido de la misma guía y lee cada una de las indicaciones con claridad. Al tiempo, los profesores realizan las actividades ahí descritas y opinan a cuentagotas de las temáticas propuestas. Las pausas activas “No son novedad. Eso lo estamos implementando desde hace años con los niños y sus familias en la escuela”. Llega el receso y se dispersan, mientras el supervisor reúne al equipo directivo para que sigan la presentación porque tiene que ausentarse a otra reunión. Al regreso, se nota el ánimo y la algarabía por el reencuentro con las y los compañeros. Retomar la sesión es complicado. Tanto, que las conclusiones de la actividad anterior, se pierden cuando comienzan a preguntar sobre procesos de admisión al servicio docente o las leyes secundarias, a lo que, claramente los directores no tenían información al respecto. Para finalizar la primera sesión, se proyecta un video y algunos profesores salen del lugar. El facilitador conmina al orden de la sesión que esta por terminar, pero una profesora sugiere que vean el video restante en casa e incluso algunas expresan que ya lo vieron. Entre el murmullo de los asistentes, se diluye la primera sesión de la “formación en la NEM” con materiales en el tintero y con dudas en el interés genuino de las y los maestros por “la transformación” que se repite dogmáticamente en esferas superiores.
Día dos. En una escuela primaria de la zona metropolitana de la capital, los profesores llegan de manera indistinta a la sesión. Poco a poco se van incorporando a la proyección del video que organizó el director escolar. Al finalizar se entregan hojas de rotafolio para compartir con los compañero sus ideas. Algunos profesores explican sus apuntes, mientras el director sale del aula. Entre los pares comienzan a resumir sus inquietudes a preguntas del plano personal. Pasados unos minutos, el facilitador regresa y comenta algunas ideas que observa en los materiales dispuestos. Después de esto pasa a la siguiente actividad que tiene que ver con los anteproyectos de leyes educativas. Fue interesante observar que solo proyectaron el referente a la Ley General de Educación, el cual es público y está pendiente de discusión por los legisladores. Ante esto, el director se limitó a leer algunos artículos previamente subrayados y a comentar desde su postura el significado. Después de esto, mostró documentos – bajados(sic) de internet – que hacían referencia a la Ley del Ley General del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros (LGSCMM), y la Ley General del Sistema para la Mejora Continua de la Educación (LGSMCE). Las cuales, sobra decir, no son de carácter público, ni mucho menos existe una propuesta específica para debatir en el futuro. Ante esto, el facilitador termina por mencionar que no son oficiales. Enseguida uno de los participantes sugiere que lo pasen de largo y pasen al siguiente tema lo cual se acepta por el consejo y optan por salir a receso. Al regreso, intentan una pausa activa sin éxito por la falta de personal y continúan con el debate de ideas sobre la pregunta ¿qué mexicano y qué mexicana queremos formar? Una discusión que debo decir, fue creciendo intelectualmente hasta que se deformó para expiar culpas de los presentes. Para finalizar la sesión, se tomaron fotografías del grupo y una de las presentes solicitó que se tomara en cuenta la asistencia ya que el 25% de los profesores no había regresado del receso a concluir la sesión.
Cabe mencionar que en ambos días, las actividades que realizaron en las dos escuelas para la integración de los compañeros y de reconocimiento intra e interpersonal generaron una cohesión maravillosa entre los participantes.
Así dos días en la “NEM”. Es de llamar la atención que los contenidos de las leyes secundarias se inscriban en una guía nacional, cuando no existen documentos oficiales al respecto. Peor aún, que una secretaría de Estado como la SEP, incluya un documento, que no ha tenido cauce legal en el poder legislativo, como la verdad absoluta imperante.
Aquí también vemos dos actores relevantes separados históricamente, profesores y autoridad educativa. Los primeros inmersos en procesos que siguen motivando la simulación y los segundos tratando de que una ideología penetre en todos los estratos de la sociedad a través de la “formación” de profesores en un curso de tres días. Ya que, como mencionó el líder de las sección 26 del SNTE en el evento de asignación de plazas en el estado: “El maestro es quien ejecuta y opera los cambios establecidos”. Entonces, ¿los profesores, los niños, sus familias? Me parece que el discurso tiene que ir en el sentido de fortalecer su capacidad para participar y mejorar los espacios para dicha expresión. En medio de estas deconstrucciones están los sujetos de derecho. ¿Acaso necesitamos más leyes para escucharlos? Desde la lógica esto debería ser la regla y no la excepción.
La NEM implica décadas de construcción, no solo hacia delante, sino que debemos reconocer el pasado como parte de dicha transformación. Reducir toda la fórmula hacia una ideología para resarcir el “daño” me suena riesgoso y la presión que esto supone a los profesores es gradual ya que si buscamos resultados en el corto plazo (dos años) como hace mención el presidente, estaremos en la antesala de una nueva decepción social progresiva pero mas peligrosa por las decisiones sin sustento científico ni rigor técnico. En lugar de eso, busquemos acompañar a las maestras y maestros, garanticemos una red de apoyo para cada zona escolar, aseguremos la tutoría de los maestros nóveles con el mismo personal de la escuela. Discutamos un ingreso mínimo digno con compensaciones salariales a los maestros en comunidades alejadas, así como la adhesión voluntaria a instituciones sindicales. Analicemos incentivos que impacten en el cambio de prácticas escolares. Las respuestas están en abrir la discusión hacia garantizar el derecho a aprender de maestros y estudiantes como parte de un andamiaje cultural intersexenal, no en seguir repitiendo “lo que otras generaciones hicieron”. - - - - - * Normalista. Consultor. Director de Sembrando Horizontes A.C.
Twitter: @FhernandOziel Facebook: Fhercho Cruz Sembrando Horizontes A.C. (2018) Es una organización de la sociedad civil que promueve y defiende el derecho a aprender de niñas, niños y jóvenes en el estado de San Luis Potosí a través de investigación aplicada, activación ciudadana y el impulso de proyectos educativos innovadores.
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