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Hondureños huyen a EU de la violencia de las pandillas callejeras, que deja una de las tasas de homicidios más grandes del mundo
07:57 jueves 22 noviembre, 2018
MundoIván ha perdido la cuenta de las veces que se ha cambiado de casa para huir de las pandillas callejeras en Honduras. El ex Policía, temeroso de que sus hijos tuvieran que unirse a estas bandas o morir, decidió abandonar su país y unirse a la caravana de centroamericanos que buscan llegar a Estados Unidos. Iván, de 45 años, fue apartado de su trabajo tras 27 años por una purga que eliminó a más de 4 mil oficiales. Los despidos, afirmó el hondureño, eliminaron tanto a policías buenos como malos y dejaron a muchos ex oficiales expuestos a los ataques por venganza de las pandillas que persiguieron cuando estaban en activo. Durante su viaje en la caravana migrante, el ex Policía tiene miedo de contar su historia y está atento a los tatuajes pandilleros o la jerga de sus acompañantes, que podrían delatar a algunas personas asociadas con sus perseguidores en Honduras. A pesar del peligro, el grupo de migrantes que partió desde San Pedro Sula fue la única esperanza para su familia. En Honduras, los pandilleros apuntaron con un arma a su hijo de 15 años, Yostin, porque querían que él y su hermano menor, de 13, se unieran a ellos. Si se negaban, les esperaba la muerte. Los motivos de Iván para llegar a Estados Unidos son similares a los de otras personas que viajan en la caravana y son un recordatorio de la influencia de las "maras" en El Salvador, Honduras y Guatemala, a pesar de los casi 20 años de esfuerzos por acabar con ellas. La tasa de homicidios disminuyó en Honduras desde 2016 por iniciativas como la la creación de una fuerza de seguridad especializada contra las pandillas y, en 2017, hubo 42 asesinatos por cada 100 mil habitantes en Honduras, en comparación con los 57 por 100 mil del año anterior, según estadísticas del Banco Mundial. Aún así, sigue siendo una de las más altas del mundo. Mientras que miles de personas se unen a la caravana para huir de esta situación, el Presidente Donald Trump la calificó como una invasión a Estados Unidos y envió a 5 mil 800 soldados para endurecer la entrada de los migrantes por la frontera con México. Para la mayoría de hondureños, su mayor miedo es la deportación. Éste fue el caso de Henry Fernando, quien buscaba el "sueño americano" pero fue detenido por las autoridades fronterizas hace nueve años. Tras ser devuelto a Honduras, la Mara Salvatrucha (MS-13) fue el único hogar que encontró. Ahora, tiene un hijo pequeño y sueña con abandonar la pandilla. Para Ramón Funes, unirse a la banda callejera Barrio 18 fue su manera de sobrevivir, después de que su madre le abandonara y huyera a Estados Unidos. Funes es, con 35 años, uno de los reclusos del penal hondureño de Puerto Cortés y, debajo del puente de su nariz hay tres lágrimas, el código usado por las bandas para los seres queridos perdidos, por sus tres hijos asesinados por MS-13, su pandilla rival. "Aspiras a ideas más elevadas y una mentalidad superior, pero estás atrapado en los problemas de la calle", aseguró. -- Reforma