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Somos afortunados de no ser parte de esta terrible cifra de más de 5 mil potosinos fallecidos por covid; curiosamente fuimos casi el mismo número de difuntos que de los que llegamos al Alfonso Lastras
01:07 martes 20 abril, 2021
ColaboradoresDespués de más de un año, este sábado regresamos al Lastras. Para volver solamente tuvimos que ser sobrevivientes de una terrible pandemia que aún no termina. Fuimos afortunados de no ser parte de esta terrible cifra de más de 5 mil potosinos fallecidos por covid; curiosamente fuimos casi el mismo número de difuntos que de los que llegamos al estadio (5,175), aunque algunos llegamos incompletos porque perdimos a un ser querido, ya sea un hermano, madre, familiar cercano o un padre como fue mi caso, que se adelantó en el camino y no pudo estar conmigo el sábado pasado. Hace un año cuando el San Luis jugó contra el Puebla pudo ser el último partido que mi padre hubiera mirado desde el Alfonso Lastras, pero no fue así, llegó la terrible pandemia, con ello el encierro, por ello ese partido se jugó a puerta cerrada; lo que pudo ser su último juego en el estadio, fue mi primero sin él, pero eso no evitó que recordara momentos valiosos de cuando alguien va al estadio con su ser amado. No sé si fue el destino o la mera casualidad, que obtuve un par de entradas cerca de la localidad que me senté por primera vez con mi padre en el Lastras, fue un San Luis vs Cruz Azul en donde vi el primer y mejor gol que he visto desde las gradas, un disparo espectacular de Tressor Moreno desde media cancha que venció a El "Conejo" Pérez, mi padre como ferviente seguidor del azul echó insultos al aire, como él solo sabía pero al final dijo: que pinche golazo acabamos de ver 'cabrón' y si, que pinche golazo era los que acostumbraba hacer Tressor Moreno. Y es que las historias con aquellos que se nos adelantaron, son experiencias que jamás se volverán a repetir, como cuando mi papá se equivocó de localidad de entradas y compró en la zona de la porra, pero llevábamos la playera del visitante... Ya se imaginarán el lío que se armó ese día, estuvimos a puntos de ser linchados por una turba enfurecida que reclamaba porque su equipo había perdido contra el rival, tuvimos que salir rodeados de más de 50 policías, nuestro único delito… ir con la playera de Tijuana y que Duvier Riascos metiera el 1-0 definitivo que sacaba a San Luis de la zona de liguilla. Mi padre es el único culpable de que tenga constantes peleas con mi novia, no saben cuánto le molesta que vea todo el día el bendito futbol, pero mi amor, que quieres que haga si el viejo también lo hacía, solíamos darle preferencia a sitios turísticos que tuviera una cancha de futbol, por eso fui a Querétaro, Aguascalientes, Morelia, Guadalajara, Ciudad de México, para ver esas obras de arte, a veces con acceso guiado, a veces solo por "afuerita"; y no importa que tan feo sea el sitio como cuando fuimos al estadio del Tampico Madero, pasamos por ahí, solo para que nos contara a mi hermano y a mí, como salió del estadio oliendo a "agua de riñón". Y mi madre igual, recuerdo que dijo que en los años 80, se armó de valor y fue al estadio a ver un Tampico Madero vs América, y digo que se armó de valor porque en el estadio siempre terminaban en balazos si los emplumados salían con la victoria. A pesar de estas historias, mi madre me sigue reclamando que no fui a su festejo de jubilación, porque preferí quedarme a ver a la selección mexicana contra Trinidad y Tobago, siempre le digo que yo no tengo la culpa, ellos que me enseñaron este deporte que nos ha unido en familia, y sobre todo ella que me llevó a una escuela de futbol para aprender como patear un balón. Esta es la magia del estadio que por fin pude sentir, recordar momentos inolvidables con personas que se aprecian aunque ya no estén, seguir a un equipo con una afición que fuera de la cancha es gris y ruda por lo árido del clima y lo maltratador que puede ser un estilo de vida como en una metrópoli como San Luis, y al mismo tiempo pensar un futuro que nos pueda llenar de alegrías, todo alrededor de un simple deporte, por fin entendí porque la afición le sigue cantando a los auriazules cuando el equipo viste de rojiblanco. Los que fuimos al estadio contra el Puebla somos afortunados, re iniciamos la historia justo en donde nunca debió de ser pausada, estamos igual que antes, con un equipo muy malo, en los peores sitios de la liga, pero somos menos, se nos fueron un chingo de seres queridos, se me fue mi padre que ya va a cumplir un año de su partida y lo extraño como no tienen idea, extraño ir al Lastras con él, y que mi padre le cante a favor del equipo contrario porque mi viejo era un "contreras" de lo peor, pero así era su manera de apreciar a un equipo, porque bien que un día trabajando en Aguascalientes se dió el tiempo de ir a ver un Necaxa vs San Luis, a pesar de que de frente decía que nunca pagaría por ir a ver un equipo en su parecer, mediocre, como el potosino. Se extraña a mi padre, le seguiré extrañando hasta que me muera, pero seguiré recordándolo cuando vaya a un estadio porque era lo que mejor hacíamos, ir a un estadio de futbol a debatir y opinar quien era el mejor de la cancha, siempre unidos, siempre juntos, siempre como un padre aconsejaba a su hijo.