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06:21 miércoles 17 julio, 2019
PLUMAS NACIONALESEditorial EL UNIVERSAL / Crisis y críticos: ¿última llamada? Autonegaciones. La secuela de la renuncia del secretario de Hacienda ha dejado sentir una serie de convulsiones internas en el régimen. Bandos enfrentados por territorios de poder y defecciones. El presidente sólo oye rechinidos y anuncia que habrá más. El golpe (o intento de golpe) de estado bajacaliforniano aprobado por el Congreso local para avalar la toma del poder sin elecciones, una vez concluido el periodo para el que sí fue electo el gobernador de Morena, es visto como ensayo para una eventual prórroga del periodo presidencial y ha sido condenado incluso por el presidente morenista de la Cámara de Diputados. AMLO se lava las manos. Un empresario farmacéutico, aliado y proveedor del gobierno y señalado por el oficialismo como siguiente gobernador de Jalisco, renuncia a su trampolín de superdelegado bajo siete investigaciones de la Contraloría. Silencio en Palacio. Eso sí. El mandatario y su maquinaria oficialista en redes y medios electrónicos arrecian la violencia verbal contra empresas informativas nacionales e internacionales para desautorizar sus advertencias de crisis en ciernes. Ayer le tocó la descalificación a la señal de alerta del WS Journal sobre el daño a la confianza de los inversionistas provocado por la dimisión de Urzúa y sobre el riesgo que deduce la analista de la renuncia, de ver convertido al país en un feudo de AMLO. Lo cierto es que, al séptimo mes de gobierno, el saldo crítico de las decisiones presidenciales cuestionadas por el dimitente refuerza la desconfianza en el ‘nuevo modelo’: freno a la actividad industrial, baja en la generación de empleos a niveles de hace diez años y una economía en el umbral de la recesión. Por si fuera poco, la rebelión en la Policía Federal y la coincidencia de la militarización de las funciones policiales y las agresiones presidenciales a la Comisión Nacional de Derechos Humanos, abren riesgos adicionales para el estado de derecho y revelan una nueva veta de inconformidad ciudadana. Contra el pánico. De acuerdo a criterios de aplicación generalmente aceptados en el mundo, estos y otros hechos y datos apuntarían a un encadenamiento de crisis en ebullición en los órdenes político y económico. Nada que no pueda controlar el presidente si atiende a las señales de alerta y corrige la ruta de navegación: si escucha y no insiste en demonizar como neoliberal la que podría ser la última llamada —la de Urzúa— de contener el voluntarismo autocrático y sus efectos a la vista. No debería cundir el pánico frente a los filos de la realidad. La primera gran prueba en materia de prevención y, en su caso, gestión de crisis, radica en la oportunidad para diagnosticarla. Adelantarse a su estallido trae el riesgo de precipitarla. Pero retrasar su reconocimiento puede multiplicar y hacer incontrolables los estragos. Pretender que se gana tiempo al negar los truenos que anticipan tormenta, con evasivas, recursos distractores, ataques a la prensa y a los críticos, humor exclusivo para adictos y carcajadas nerviosas, en espera de que así desaparezcan milagrosamente los nubarrones, puede traducirse más bien en pérdida irrecuperable de tiempo para ponernos a salvo. Funciones de la crítica. La forma que adopta el manejo de crisis califica las costumbres democráticas o autoritarias de un régimen. Un reto a enfrentar en las democracias radica en que críticos y opositores encuentran en las contingencias la oportunidad de poner a prueba capacidades y reflejos de los gobernantes, exhibir sus errores y explotar sus debilidades. Son las reglas del juego. En contraste, en los regímenes autoritarios estas funciones de la crítica y la oposición suelen atribuirse a conspiraciones, traiciones y falta de comprensión del cambio. OPINIÓN / El trauma migratorio Las decisiones estadounidenses en materia migratoria se adoptan sin tomar en cuenta a gobiernos vecinos —como el mexicano o los centroamericanos— y sin pensar en las consecuencias para los afectados: su dignidad lastimada al retrasarles por años el derecho de asilo, al recluirlos en jaulas y al deportarlos sin la oportunidad de argumentar la determinación. En medio de estas acciones hay menores de edad perjudicados. Únicamente en Ciudad Juárez, hay casi 3 mil menores que han sido retornados desde Estados Unidos. Se encuentran acompañados, pero solo por uno de sus padres; el otro se quedó en su lugar de origen semanas o meses atrás. La promesa para ellos fue ir a la escuela, tener acceso a una mejor vida, a mejores juguetes y hablar inglés. La realidad es muy diferente. Están en un albergue con decenas de adultos y menores en situación similar, sin certeza sobre su futuro. Especialistas advierten que las condiciones que encaran les genera un trauma de identidad con efectos sintomatológicos de angustia, ansiedad, tristeza e inseguridad; además, carecen de hábitos o rutinas definidas, de un territorio con el que se sientan identificados y desconocen qué va a pasar o dónde van a estar el día de mañana, lo cual tendrá repercusiones en su vida adulta. Las presiones estadounidenses para que México sea un muro ante el flujo migratorio que sube desde Centroamérica ocasionan que en la práctica se erija como “país tercer seguro”, territorio donde todo migrante debe pedir asilo antes de solicitarlo en Estados Unidos, circunstancia que se agudizó desde que el presidente Donald Trump amenazó con imponer aranceles a productos mexicanos si no había contención de las olas migratorias. En la opinión pública se debate si la actuación mexicana es de sumisión o de cooperación. Voces como la del presidente de la Cámara de Diputados, Porfirio Muñoz Ledo, afirman que la migración es un derecho humano y que no se vale evitar el pago de aranceles “con carne humana”. El discurso oficial, en cambio justifica el despliegue de la Guardia Nacional para asegurar el cumplimiento de la ley; “no es un delito migrar, pero tienes que registrar a los indocumentados para protegerlos” ha manifestado la cancillería. Mientras prevalecen las discrepancias para atender la emergencia migratoria, hay seres humanos —algunos de unos cuantos años de edad— que esperan la oportunidad de una mejor vida. Oportunidad que quizá quede anulada por decisiones tomadas desde un escritorio.
Frentes Políticos 1. El desesperado es otro. Con el video de Javier Duarte, exgobernador de Veracruz, en el que revela un montaje en su aprehensión, Miguel Ángel Osorio Chong quedó al descubierto. Todos los sectores se pronunciaron. La Dirección Nacional del PRD, integrada por Adriana Díaz, Ángel Ávila, Karen Quiroga, Fernando Belaunzarán, entre otros, afirmó que el reconocimiento de una conspiración en dependencias federales es muy grave. Osorio se defiende diciendo que Duarte “es un corrupto desesperado que está buscando evadir la responsabilidad de sus actos”. Lo dice el exmandatario de Hidalgo, con amplio historial y ahora entre la espada y la pared. Él no aporta pruebas, sólo niega. Duarte tiene un video… y seguro algo más. Jaque. 2. Bonanza. Emilio Lozoya acumula delitos. Según datos judiciales, la Fiscalía General de la República imputó al exdirector de Pemex asociación delictuosa, operaciones con recursos de procedencia ilícita y cohecho por el caso Odebrecht. La FGR reveló que la compra de una casa en Ixtapa realizada por la esposa del exfuncionario derivó de un soborno que, según las investigaciones, pagó el dueño de Altos Hornos de México, Alonso Ancira, detenido en España. Tres delitos con los que, bien investigados, y con sus respectivas carpetas de investigación, se tiene para pasar el resto de su vida en la cárcel. Lozoya, Juan Collado, el abogado de los poderosos... ¿quién sigue? Creían que el imperio nunca iba a caer y se derrumba día a día. Nadie saldrá sin llagas. 3. Fuertes declaraciones. Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la CDMX, reveló que hubo un desfalco al erario cometido por tres funcionarios de la pasada administración que asciende a 190 millones 24 mil 307 pesos, y se realizó un mes antes de las elecciones de 2018. El viejo truco: pagaron los servicios y las obras que tuvo que realizar una empresa no registrada en los proveedores de empresas del gobierno. No se fue limpia la administración de Miguel Ángel Mancera, exjefe de Gobierno. La Contraloría General capitalina analiza otros en donde también hubo malversación de recursos y la entrega de permisos fuera de la ley. En todas las secretarías tienen irregularidades. Parece que es momento de olvidar la promesa de comenzar de cero y enjuiciar a quien se lo haya ganado. Ni perdón ni olvido. 4. Nada les gusta. Tras el anuncio del Plan de Negocios de Pemex, se generó controversia en la Cámara de Diputados. Mientras Morena afirmó que es la “medida que esperábamos desde hace muchos años”, en la bancada del PRD señalaron que es “una aspirina que no va a resolver la grave enfermedad” de la petrolera. El diputado morenista Alfonso Ramírez Cuéllar, presidente de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública, dijo que la estrategia liberará a Pemex de “una carga fiscal inmensamente grande que lo tenía atado para desplegarse como una gran empresa a nivel internacional”. Pero la bancada del PRD apuntó que le falta una visión más integral que se reduce “a un simple rescate de un billón de pesos”. Los inconformes de siempre preferirían a la empresa toda agujereada de mangueras para robarse el petróleo, así como lo dejaron. ¿Nada les parece? 5. Va por Pemex. Durante décadas, los mexicanos crecimos pensando que todos éramos dueños de la empresa petrolera; así nos lo vendieron. Ya vemos que no. Pero todos los esfuerzos que se hagan por sanear a la madre de todas las empresas corruptas, son válidos y merecen respeto. Al comparecer en la Cámara de Diputados, el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, quien fue ratificado, afirmó que ante la caída a la mitad de la producción petrolera en los últimos 14 años, “nos toca ahora apoyar a Pemex”. Ante los señalamientos críticos de los legisladores de oposición de que es el Ejecutivo Federal quien conduce la política del ramo, el funcionario defendió las coincidencias que tiene con el presidente López Obrador, a quien describió como un interlocutor siempre dispuesto a escuchar. Viene un crecimiento incluyente, es decir, ahora sí habrá para todos. ¡Ya era hora! Bitácora del director / México, el espacio exterior y la dependencia tecnológica ¿Qué hubiera pasado si México hubiera mantenido sus esfuerzos por contar con un programa espacial? Como toda pregunta hipotética, ésta no tiene una respuesta cierta. Sin embargo, puede servir para imaginar un presente distinto al que tenemos, que se caracteriza por una alta dependencia en tecnología. Pero vayamos a los hechos: Las actividades espaciales en México comenzaron, como en otras partes del mundo, en la posguerra. Todavía no terminaba la década de los 40 cuando Porfirio Becerril Buitrón, un ingeniero mecánico electricista egresado del Instituto Politécnico Nacional, comenzó a experimentar con sistemas de propulsión a chorro. En diciembre de 1957, impulsados por la reciente puesta en órbita del Sputnik, estudiantes de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) lanzaron el cohete Física I en el desierto potosino, en un lugar al que llamaron jocosamente Cabo Tuna. El artefacto, de ocho kilogramos de peso y 1.70 metros de alto, alcanzó los 2.5 kilómetros de altura. Ya en el sexenio de Adolfo López Mateos, con el apoyo de Walter C. Buchanan, secretario de Comunicaciones y Transportes, el interés en el espacio tuvo un auge mayor. En 24 de octubre de 1959 se lanzó el SCT-1 –diseñado por los ingenieros Porfirio Becerril, Joaquín Durand y Jorge Ruelas–, en la exhacienda de La Begoña, municipio de Doctor Mora, Guanajuato. El cohete, de 4.5 metros de altura y 216 kilos de peso (entre la estructura y el combustible empleado) alcanzó una altitud de cuatro mil metros. La totalidad de los materiales se produjo en México. Casi un año después, el 1 de octubre de 1960, se lanzó, desde el mismo lugar, el SCT-2. Con un diseño modificado –se le colocaron alerones tanto inferiores como superiores–, este cohete subió 25 kilómetros y se mantuvo volando 180 segundos. Se había probado la capacidad mexicana de construir y lanzar cohetes de propelente líquido, lo cual requería del dominio de una gama de disciplinas. Esto llevó a la creación de la Comisión Nacional del Espacio Exterior (Conee), el 31 de agosto de 1962, por decreto del presidente Adolfo López Mateos. La siguiente generación de cohetes mexicanos, los Mitl (flecha, en náhuatl), tendría un éxito aun mayor. El Mitl-1 ascendió 50 kilómetros, lo que se denomina el espacio cercano, y el Mitl-2 llegó hasta los 120 kilómetros de altura, por encima del límite de lo que se conoce como línea de Kármán, que divide el espacio aéreo del espacio exterior. Sin embargo, todo eso se terminó el 11 de marzo de 1977, cuando el presidente José López Portillo decretó la disolución de la Conee como una de sus primeras acciones de gobierno. La decisión no mereció una sola línea en Mis Tiempos, sus memorias. Ya desde 1972, el proyecto espacial de la UASLP se había estrellado por falta de fondos. Curiosamente, India también institucionalizó su programa espacial en 1962, durante el gobierno de Nehru. Para 1975, la Organización India de Investigación Espacial construyó el primer satélite, puesto en órbita por la URSS. En 1980, India lanzó su primer satélite con medios propios; en 2008, envió un orbitador a la Luna, y en 2014 se convirtió en el primer país en colocar un explorador sobre la superficie de Marte en un intento. Hace dos años, rompió un récord mundial al poner en órbita 104 satélites con el lanzamiento de un solo cohete. Es difícil decir qué habría pasado si México hubiera mantenido el paso de la investigación espacial después de 1977. Pero no puedo dejar de pensar que, cuando menos, tendríamos acceso a tecnología propia que hoy debemos importar.