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06:34 miércoles 3 abril, 2019
PLUMAS NACIONALESEditorial EL UNIVERSAL / Un desastre administrativo
Revisar la manera en que se ejercieron recursos en cualquier administración anterior debe ser práctica común cuando llega un nuevo equipo de trabajo a una oficina pública. Representaría una medida de presión para que el gasto se realice siempre apegado a la ley y para detectar cualquier tipo de irregularidad. Difundir esos informes coadyuvaría también a la transparencia que debe regir en el gobierno federal y en los Poderes de la Unión. Una evaluación de ese tipo se realizó en el Consejo de la Judicatura Federal y el hallazgo es revelador: gastos innecesarios, subejercicio de recursos, inmuebles en estado crítico y falta de comprobación en el uso del dinero fueron algunas de las irregularidades, que generaron un daño patrimonial por 5 mil 428 millones de pesos. Entre las anomalías encontradas está el pago de renta de cinco inmuebles que no están en uso. Además, el Consejo fue omiso en solventar 797 observaciones hechas por el área de Contraloría y por la Auditoría Superior de la Federación. En este 2019 el presupuesto asignado disminuyó en comparación con el ejercido en 2018, lo que pone en riesgo 153 inmuebles que se encuentran en estado crítico, a pesar de que el año pudieron haber recibido mantenimiento, pues hubo un subejercicio en el que miles de millones de pesos no fueron utilizados. Otro dato que exhibe las irregularidades es el proyecto para construir un Centro de Justicia Penal Federal, en Reynosa, Tamaulipas. Para este tipo de instalaciones se requieren predios de 10 mil a 15 mil metros cuadrados, pero el adquirido en esa ciudad es apenas de 4 mil 200 metros cuadrados. Toda mala gestión tiene consecuencias. Luego del desastre administrativo que dejó la administración previa, el Consejo de la Judicatura Federal se encuentra ahora bajo presiones financieras, con poco margen para enfrentarlas. En la administración pública no se trata de reportar subejercicios y devolverlos a la Tesorería de la Federación —como ocurrió en la gestión anterior de la Judicatura— sino de ejercer un gasto responsable y transparente, eliminando erogaciones superfluas. Al reportar ahorros por más de 5 mil millones de pesos, a costa del deterioro de instituciones, la medida que se pensó positiva se revierte y en poco tiempo se torna negativa. En lenguaje simple: el caldo, más caro que las albóndigas.
OPINIÓN / Por una nueva política económica para el Plan Nacional Este es un momento de reflexión nacional sobre el rumbo de la 4T y el Plan Nacional de Desarrollo. Dentro de los grupos que han formulado propuestas, recientemente el Grupo Nuevo Curso de Desarrollo de la UNAM, del cual formo parte, formuló una síntesis de once ideas fundamentales para una nueva política económica. La primera fue privilegiar el objetivo de crecer a ritmos mínimos del 4%, que ya fue aceptado por el gobierno. Pero el Presupuesto y la política actual no hacen nada que permita alcanzarlo. Al contrario, los nuevos recortes acentúan una fuerte desaceleración a principios del gobierno. Para crecer es indispensable aumentar la inversión pública, absurdamente baja, duplicándola del 3 al 6% del PIB, como pivote de un mejor equilibrio regional, (sur-sureste rezagado) y del turismo. Las inversiones en infraestructura, ya de por sí insuficientes, significan despilfarro en algunos proyectos mal evaluados. Lo grave es que, el gobierno carece de espacio fiscal, sea para invertir, para un programa social de envergadura, o para el rescate esencial de Pemex. Para ello es indispensable consensar una Reforma Fiscal integral. En lugar de introducirla, incluyendo un ISR progresivo, se rebajan impuestos en la zona más próspera del país. Asimismo, debe reformarse el dispendioso sistema de “feudalismo fiscal”. Se necesita activar una política industrial tecnológica y educativa que también ya aceptó el gobierno, pero debe ahora instrumentarse. La necesaria política científica y tecnológica a través del Conacyt, más bien se debilita. Se conspira contra la calidad de la educación básica y las universidades públicas. La política comercial debe integrarse a la industrial y la regional para que se refuercen recíprocamente. La política energética debe redefinirse para hacerla motor del desarrollo industrial. Ello pasa por la reconstrucción financiera y productiva de Pemex, eliminando su “ordeña” fiscal, orientando los recursos hacia la exploración y producción y descartando proyectos que no son viables (Dos Bocas). Éste es el punto más vulnerable de toda la estrategia económica. Además de impulsar energías renovables, debe fortalecerse la estrategia ambiental olvidada, protegiendo nuestra biodiversidad, bosques y aguas, y contribuyendo al “crecimiento verde” a través de una regeneración urbana. Otra política sectorial fundamental es el desarrollo del campo para abatir la pobreza extrema, lo cual requiere ir más allá del “sistema de seguridad alimentaria” con una política integral de crédito, fertilizantes, asistencia técnica y almacenaje. Sin el sustento de una política de financiamiento de desarrollo inexistente, no hay políticas industriales o sectoriales que valgan. Los bancos de desarrollo como Nafin, Bancomext, Banobras, deben contribuir a estructurar políticas, programas, generar proyectos y formar técnicos, no “achicarse o fusionarse”. La banca privada genera altas utilidades para sus matrices, pero insuficiente aporte al desarrollo. No se logra construir un verdadero Estado de Bienestar Social con un recetario asistencial, sino creando un “sistema universal de salud”, de pensiones y un seguro acotado de desempleo. Estos son los 3 pilares de cualquier sistema. Ello va acompañado de una nueva política laboral. Aquí se ha avanzado con el aumento del salario mínimo y el programa de jóvenes, pero se requiere más capacitación para aumentar la productividad, incluyendo aspectos tecnológicos. Como se puede apreciar, algunos objetivos y políticas ya se han aceptado, pero subsiste una brecha entre intenciones y medios con claras contradicciones. El neoliberalismo se “entierra, pero también se resucita”. Proponemos pues elementos claves que deben concretarse para recuperar un desarrollo acelerado, incluyente y sustentable.
Frentes Políticos 1. Resultados. A Luisa María Alcalde, secretaria del Trabajo, la transformación le queda a la medida. El programa Jóvenes Construyendo el Futuro suma ya 230 mil mexicanos en capacitación. El nombre del programa bien podría definirla, por ser la de menor edad en el gabinete, con 31 años, y tener a su cargo un proyecto con un presupuesto de 44 mil mdp. Además, ya se han registrado, aproximadamente, 48 mil centros de trabajo. De entre los elogios que Alcalde ha recibido, es que el programa, que aprovecha el talento de la juventud para fortalecer a las empresas, es pionero a nivel mundial. Y por si fuera poco, está tan involucrada con la incorporación de trabajadoras domésticas al IMSS, que planea hacerla obligatoria para 2020. Juventud y entrega, la fórmula del éxito. 2. Freno. Mauricio Tabe, presidente de la bancada del PAN, consideró que “hubo una irresponsabilidad de la Mesa Directiva al no haber advertido a tiempo que, ante la presencia de manifestantes, se llamara a los elementos se seguridad pública para prevenir una situación de violencia”. Ayer hubo otro zafarrancho afuera del Congreso capitalino y manifestantes golpearon a tres miembros del cuerpo de resguardo. “Desde que el presidente de la Mesa Directiva, José de Jesús Martín del Campo, advirtió que hubo una manifestación, debió haber requerido la presencia de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, no para reprimir, sino para garantizar la seguridad”, dijo Tabe. ¿Y él, no pudo haber solicitado ayuda policiaca?, ¿no traía teléfono? 3. Irá mejor. No obstante que la Secretaría de Hacienda redujo la expectativa de crecimiento para México en 2019, Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, aseguró que la economía “va muy bien” y el peso luce “fortachón”. Sostuvo que los nuevos indicadores para medir la economía mexicana tienen que ver con la forma en la que se distribuye la riqueza y se genera el bienestar de la gente y la felicidad. Consideró que “fue prudente y conservadora” la proyección de Carlos Urzúa, sobre todo para no contradecir al Banco de México. No obstante, reiteró que la economía crecerá más de los esperado durante los próximos dos años. “Vamos muy bien, aunque quieran descarrilarnos, sabemos muy bien cómo seguirnos conduciendo, la economía va muy bien”. Paciencia, viene lo bueno. 4. Por México. El panismo en Chihuahua se pronunció en contra de la directriz que han marcado sus líderes, de pelear por pelear, y apuestan a la unidad. Los representantes panistas de la región se reunieron con la intención de hacer un compromiso para pelear desde sus trincheras y defender a México. Con Javier Corral, gobernador del estado, a la cabeza, Eliseo Compeán, edil de Delicias, los regidores, senadores y funcionarios federales y municipales hicieron el pacto de pelear por un mejor México, por defender la democracia y ser dique del populismo. Chihuahua, un territorio con 67 municipios, es la segunda entidad nacional en actividad exportadora y donde ahora el panismo se quiere sumar a la lucha democrática de alto nivel. Oposición con clase. No vulgaridades. 5. Ni él se lo cree. Ja, ja, ja. Silvano Aureoles, gobernador de Michoacán, apuntó en su cuenta de Twitter: “Apostar por la educación es trabajar de la mano de los maestros para construir un mejor futuro y que nunca más ni una niña o niño michoacano vuelva a perder clases. Un día de clases perdido jamás se recupera”. Empoderado por la presencia en el estado de Esteban Moctezuma, secretario de Educación, afirmó que coincidieron en federalizar la nómina educativa como la mejor vía para la recuperación y fortalecimiento de estados y municipios. Discursos aparte, el mandatario que dejó a los maestros bloqueando las vías del ferrocarril, por semanas, mientras él se paseaba en Europa, nombró nuevos titulares de Gobierno y Seguridad Pública. Algo debe andar muy mal en Michoacán. En tres años, Aureoles lleva 85 relevos; síntoma de inestabilidad. Bitácora del director / El mantra del 4%
Lograr un crecimiento económico de 4% anual fue una de las principales promesas de campaña de Andrés Manuel López Obrador. El 18 de marzo de 2018, luego de hacer una guardia de honor y colocar una ofrenda floral en el Hemiciclo a Juárez, el candidato presidencial ofreció que durante su gobierno el PIB nacional se expandiría al doble del ritmo que en el “periodo neoliberal”. Afirmó: “Estamos haciendo nuestras proyecciones para lograr un crecimiento, en promedio durante el sexenio, de 4% anual. Va a ir creciendo cada vez más la economía, hasta que en 2024 podamos tener tasas de 6% anual, como ya se logró durante mucho tiempo en México. “En este periodo neoliberal de 30 años, el crecimiento de la economía ha sido de 2% anual; en el periodo del desarrollo estabilizador el promedio fue de 6% anual. Se trata de un ejemplo a seguir en la aplicación de una política económica”. No se sabe en qué proyecciones se basaba el candidato presidencial. Lo cierto es que el equipo de gobierno de López Obrador ha tenido que conformarse con estimaciones más modestas. El lunes, al dar a conocer los Precriterios de Política Económica 2020, la Secretaría de Hacienda redujo el pronóstico de avance de la economía para este año, de un rango de entre 1.5 y 2.5% a uno de entre 1.1 y 2.1%. Y para 2020, previó el crecimiento de entre 1.4 y 2.4%, desde un rango previo de 2.1 a 3.1 por ciento. Pese a que los analistas calificaron de sensatos los números –que incluyeron el compromiso de lograr un superávit primario de las finanzas públicas de 1.0 y 1.3% en 2019 y 2020, respectivamente–, al Ejecutivo parecieron no gustarle. Ayer, en la conferencia de prensa matutina, López Obrador calificó de “prudente y conservador” el estimado de Hacienda –sí, “conservador”, un adjetivo que suele reservar para sus rivales ideológicos–, y lo atribuyó a un deseo de sus colaboradores de no caer en contradicciones con los datos publicados por el Banco de México. “Yo considero, y a las pruebas me remito, que se quedaron cortos en la proyección. Yo pronostico que vamos a crecer 2% y el año próximo 3% y apuesto, trato hecho”, afirmó el Presidente. De 4% ya ni habló. La última vez que la economía creció a una tasa de 4% o más fue en 2010, y fue como rebote a la contracción de 2019. Si el PIB se expande 1.6% en 2019 y 2.6% en 2020 –la media de los rangos pronosticados por Hacienda–, se requeriría un crecimiento de más de 5% anual durante el resto del sexenio para conseguir el promedio que ofreció López Obrador en campaña. Por supuesto, no es imposible que eso suceda, pero dependerá, entre otras cosas, de que la economía estadunidense no se empantane o, peor aún, entre en recesión. Si esto ocurre, la economía mexicana, enganchada como está con la de su vecino del norte, no tendría de otra, sino deslizarse por la misma pendiente. Crecer es más que un deseo. BUSCAPIÉS El domingo, Donald Trump se enojó con México por no contener las caravanas migrantes y amenazó con cerrar la frontera. El lunes, Olga Sánchez Cordero descartó que el gobierno mexicano fuese a detener las caravanas centroamericanas. Algo pasó ayer, pues Trump tuiteó que “después de muchos años”, México comenzó a aprehender a “grandes grupos de indocumentados”. Más tarde, en inusual conferencia de prensa, el canciller Marcelo Ebrard dijo que no sabía de qué hablaba Trump.