La respuesta de porque a Tigres no se le considera el “quinto grande” del futbol mexicano se dio el miércoles pasado, cuando este jugó y perdió contra Cruz Azul. Tigres venia de perder contra el Bayern Munich en la final del Mundial de Clubes, jactándose ser el subcampeón del mundo. Y Cruz Azul venia de dos victorias seguidas en la poderosísima Liga MX o muy equis, como prefieran decirle. Pan comido para el subcampeón del mundo ¿no? Y es que aquí está el problema, en San Nicolás de los Garza, terminó ganando Cruz Azul ampliamente a pesar de tener solo el 29% del balón... Tigres aclamado por la afición, como cuando se dio el gran Pachuca de los años 2000, juega a sobresalir, juega a dar lo mejor de si y sí les va bien, ganan y si no, una nueva esperanza vendrá dentro de seis meses o un año el tiempo que necesiten para volver a ganar algo. La muestra está que ese gran Pachuca al que hacía referencia, ahorita es último lugar de la tabla y nadie dice nada… solo a los que viven a 20 kilómetros a la redonda del estadio “Hidalgo” les interesa, el resto desconoce el nombre de la mayoría de los jugadores que juegan en el 11 inicial. Cruz Azul por otro lado llegaba de una semifinal perdida, de dos partidos jugando horrible, de lo más lastimoso que he visto a un equipo profesional, desde el calentamiento se veían con la mirada caída, con las ganas en el suelo y con el orgullo pateado, pero es el Cruz Azul, a pesar de 23 años de no ganar la liga (pero ganando el resto de los torneos) estaban obligados a levantarse, se le exigía ganar, a pesar de todo, porque eso son, un equipo grande, que a pesar de tener el ánimo caído, llegaba a la cancha del Subcampeón mundial a ganar y lo hizo. Esa es la maldita diferencia entre uno y otro, unos se creen más grande de lo que aparentan y otros son más grandes de lo que pueden obedecer sus responsabilidades y es que es así en México en el mundo, eres o no eres, ser o no ser uno de los grandes para llegar a ser el más grande, Tigres es un buen equipo pero juega, y se exige muy poco, no tiene la presión de cada fin de semana salir a golear, gustar y ganar, es un equipo que promete mucho y demuestra tan poco que así como ganó aquel domingo contra Palmeiras, posiblemente el próximo jueves venga a San Luis Potosí a perder contra el “Atleti”, pero a los grandes no se les puede permitir eso, ellos deben de ganar aquí, allá y acullá y si están derrotados por una caída precipitada como la que vivieron los cementeros, tienen la obligación de levantarse y seguir, y ganar cada maldito fin de semana para terminar juzgando su torneo hasta finales del mismo si levanta el trofeo o no, eso es ser alguien importante para el futbol mexicano y no solo ser un equipo que le va bien desde la década pasada a la fecha.