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Adolfo Ríos, quien era presidente del club Gallos, siente que la Femexfut actuó de manera instintiva sin pensar en el daño que hicieron a mucha gente con las sanciones impuestas
19:08 domingo 5 marzo, 2023
Deporte Nacional e InternacionalLas imágenes siguen siendo crudas, sobre todo porque a un año de distancia parece que nada ha cambiado. La brutalidad de una batalla campal en un partido sin más rollo que el de completar una jornada del futbol mexicano, hizo emerger los peores defectos del futbol mexicano transmutados desde la cancha, a las tribunas pasando por los despachos de las Liga MX. Al minuto 60 del Gallos contra Atlas, los golpes, las armas blancas, la gente tirada en el cemento en un charco de sangre y la mala información hicieron un cóctel de histeria alrededor de una de las grandes fallas del futbol mexicano: la seguridad en los estadios. Hubo cateos, 26 detenidos presentados a disposición que tras deliberaciones fueron puestos en libertad al no haber muertes que condenaran y en el plano deportivo, un chivo expiatorio, Adolfo Ríos, quien fungía como presidente de los Gallos, castigado primero cinco años por la Femexfut y después rebajado a uno. “Las decisiones precipitadas de la Femexfut dejaron a mucha gente sin trabajo. Yon de Luisa salió a decir que nadie saldría perjudicado y no fue verdad. Quisieron imponer una forma de justica cuando los primeros responsables fueron los comisarios de la Liga por permitir que el juego se llevara a cabo”, expresa Ríos desde Querétaro, donde radica. El castigo para Adolfo Ríos fue extraño por cómo se dieron los sucesos. “El que redactó el documento de las sanciones fue Víctor Guevara, director de operaciones y competiciones, cuando varías veces me llamó para decirme que estuviera tranquilo, igual me lo dijo Iñigo Riestra, el secretario general. Por supuesto que apelé su sanción ridícula y en la Asamblea de dueños me rebajan cuatro años y aun así reclamé el año de suspensión, pero me dijeron que ya no podían hacer nada, que correspondía al comité de Primera División, es decir entre ellos enredan todo”. Cuando explotó todo, entiende Adolfo Ríos que hubiera necesidad de justicia, pero a un costo tal que acarreó serios problemas a Gallos de Querétaro como franquicia. “Gente como la que estaba en la directiva invirtió su capital y me queda claro que los poderosos hacen que los que tienen buenas intenciones se alejen. Hoy en día el equipo está desahuciado porque sus dueños no lo quieren y están esperando venderlo con un porcentaje en cero, así que deportivamente es difícil competir”. Los jugadores y sus familias fueron embargadas por la tristeza y el penar de jugar sin apoyo en las gradas. Gallos de por sí, batallaba al ser la nómina más baja del futbol mexicano, “pero aun así logramos traer a jugadores que daban otra cara al jugar, no quiero decir que ahora no lo hagan con Mauro Gerk, que ha hecho mucho para las condiciones que le dieron, pero era otro el ambiente”, apunta Ríos. Y es que a partir de lo sucedido en las tribunas con el horror de la violencia, deportivamente Gallos terminó por morir. “Porque jugadores que no entran en planes en Tijuana o que tienen regados en otros lados, fueron mandados a Querétaro”. A un año de lo sucedido, Adolfo Ríos se siente con la mente en paz y sin remordimientos, “todo lo que tenga que ver con las personas que entren a un estadio es parte del proceso de la Femexfut. Con todo esto se corrió el riesgo de prohibir a México asistir al Mundial de Qatar, no fue así y parece que todo vuelve a la normalidad”. FUENTE: EXCÉLSIOR