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El mítico escritor peruano dejó este mundo el 13 de abril a los 88 años
00:02 sábado 19 abril, 2025
ColaboradoresSe nos fue Vargas Llosa. El mítico escritor peruano dejó este mundo el 13 de abril a los 88 años con una pila de libros en su haber que no tienen desperdicio, un mundo de lectores descorazonados con la partida de tan prolijo narrador y una pluma encima del cuaderno que, de haberlo la vida permitido, seguro hubiese contado tantas historias como solo Vargas Llosa sabía hacerlo. A este respecto, resurge, casi como una obligación, la efervescencia del debate que involucra al autor con sus polémicas de vida. Justo sobre ello, hace un par de días, en medio de un par de bebidas y viandas dispuestas, Samuel Moreno, reportero, amigo y compañero de esta casa informativa, me preguntaba: "Oye, Marco, ¿qué opinas sobre las polémicas que marcaron la vida de Mario Vargas Llosa?; y, lo más esencial, ¿tú lo incluirías en los círculos de lectura que impartes? He aquí mi punto de vista: Considero pertinente separar la obra del artista de su vida, aciertos, desaciertos, amores y desvaríos, exceptuando, claro está, aquellos en los que el límite de lo moralmente correcto se ve rebasado -pedofilia, abusos, agresiones; vamos, lo que definitivamente es indefendible-. Esto, porque, humano al fin, Vargas Llosa no estuvo libre del escrutinio social, burocrático y político, debido a su vida amorosa, posibles problemas con el fisco y su reiterado rechazo a ideologías políticas distintas a las suyas. Quizá, además, haya que agregar el poder ignominioso de las redes sociales, especialmente en figuras públicas, que si bien, reafirmo, son debatibles, siempre cabe la posibilidad de que sean aclaradas, perfectibles o infundadas. En lo que respecta al mundo literario, Vargas Llosa solo tuvo una polémica: dejarle el ojo morado a García Márquez en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México. Sus libros solo tenían algo malo: que terminaban. El genio estuvo presente siempre en la capacidad narrativa, en la construcción de personajes y en la forma de guiarnos por ciudades y mundos icónicos. La novela latinoamericana no podría comprenderse sin 'La ciudad y los perros', 'La fiesta del chivo' o 'La tía Julia y el escribidor', pistolazos del Boom y ejemplo de la complejidad y profundidad de los temas sociales, políticos e identitarios de Latinoamérica. Con ello, como ponente de círculos de lectura para todas las edades, Mario Vargas Llosa no solo lo considero una opción para cualquier lector, sino un menester grato, sincero y disruptivo que seguramente gozará. Es, en definitiva, uno de los últimos grandes narradores que las letras hispanas nos han regalado; alguien que no fue hecho en este mundo para otra cosa que no fuera escribir y contar historias. Quizá no gustaron sus opiniones políticas, como aquella en la que aseguró que, para dictaduras, la de México. Eso, el amor de más de 50 años con su prima y su frontal manera de opinar siempre dieron de qué hablar. Sin embargo, reducir el juicio a su inigualable obra con el sesgo de estos puntos, sería no solo un error, sino una tremenda injusticia al mundo de las letras y al lector mismo que cierra y demerita La ciudad y los perros solamente porque el autor cometió el error de decir que Andrés Manuel López Obrador representaba el resucitar del PRI en México.