El fantasma huelguista y de desorden que acecha a la UASLP toca puertas y mueve lapices en los pasillos y oficinas del Edificio Central. Un paro de labores, cantado en este caso por el sindicato administrativo, deriva de un bono que desde 2020 les diera por primera vez a este sector la nefasta y pésima gestión de Fermin Villar Rubio en 2020. Los trabajadores defienden que esta prestación debió ser permanente a la fecha. Y la Rectoria dice que sólo fue un “bono” extraordinario. 

Cualquiera de los dos argumentos debiera ser resuelto con el diálogo o deberá serlo por la autoridad judicial. Nadie más. Lo preocupante es que el líder del sindicato administrativo universitario, Gerardo Rivera Muller, pida la mediación del Gobernador del Estado Ricardo Gallardo.

¿Por qué llegar ese nivel de clamor?

¿No tuvieron que agotarse canales previos entre ambas partes para resolver?

¿Alguna de ellas pecó de soberbia y arrogancia cerrada?

El líder sindical lo afirmó para esta casa informativa: "No quisieron dialogar". Es cierto que un paro de labores afectaría el engranaje universitario y la armonía en todo el estado de un ente tan vital como el que representa la UASLP. Pero ¿será prudente y de cuidado universitario que por ello se pida meta las manos el estado u otra autoridad ajena a resolver una controversia que sólo la autoridad judicial laboral debe dictar?.

Por supuesto que no. Eso es lo mas delicado: que la comunidad universitaria -alumnos, maestros y administrativos- lo provoquen y permitan.

Inconcebible. Bastante tiene el Rector, Alejandro Zermeño Guerra, con recibir las embestidas del Palacio de Gobierno; o que las titulares de la Federación Universitaria Potosina sean señaladas por la misma comunidad unviersitaria y política potosina con la etiqueta del Partido Verde; o que alumnos de la Facultad de Economía “tomen” su edificio por quejas en las inscripciones (con o sin razón), como para que, todavia, externos y extraños se le metan por la puerta administrativa, por culpa de la falta de tacto y diálogo político. Los visos de algunas manchas por el descontrol de autoridad al interior de nuestra querida y respetada Casa de Estudios debe ser una tarea de primera etiqueta que estan a tiempo de resolver. Si no por el Rector en primera persona -su formación medica lo exime si gustan-, sí por su equipo cercano. Si justifican éstos hechos como “normalidades que se tenian previstas” o el clásico "grillas de enfrente". Están perfectamente mal y solo son eso: justificantes de errores irremediables. Y si lo normalizan como "actos inesperados", pues no hagan batallar a las visitas "non gratas" y subanlos hasta la Rectoria. 

El centenario portón ya se los abrieron de afuera hacia adentro, hasta el emblemático patio con su fuente se les metieron y van por su centenaria autonomia. Hasta el lunes.