A pesar de las playas -hermosas como en ningún otro país- o de centros históricos -monumentales como ninguno- San Luis Potosí sigue siendo atractivo para miles de turistas. Lo mismo locales que foráneos. La entidad y zonas concretas como la capital, la huasteca o el altiplano siguen compitiendo con parajes o sitios de otros estados como Querétaro, Jalisco y sus playas o Zacatecas, por decir algunas.

Hay que decirlo, nuestros atractivos se venden solos.

Si, por una parte.

La grandeza y riqueza turística de nuestro estado ha permitido que solo el conjuro de su nombre sea por si mismo un epicentro de gastronomía, entretenimiento, cultura y recreación por excelencia. Aun y con eso, lo hemos dicho hasta el cansancio, se necesita el fortalecer la política turística que por un sexenio -el de Juan Manuel Carreras y su nefasto secretario de turismo Arturo Esper- se quedó abandonada. El gobierno estatal debe procurar fortalecer a los municipios, a los prestadores de servicios, restauranteros, hoteleros. Todo aquel ente cuya labor este destinada a avivar el interés del foráneo o el local de conocer y provocar derrama económica en nuestra entidad. Pocos municipios han encontrado la receta adecuada. La capital es uno de ellos. San Luis Potosí es una joya turística incomparable. Aprovéchenla.

Sépanla explotar. De lo contrario serán otros estados los que acaben aprovechando lo que en San Luis no supimos ofrecer.