Desde hace años hemos sabido: los encuentros o desencuentros entre diputados y diputados con los secretarios de Estado y funcionarios obligados a presentarse ante la mas alta tribuna representativa, como es el Congreso del Estado, no deja de ser un mero espectáculo cómico y dramático. La presentación del informe de gobierno del titular del Ejecutivo y su posterior glosa ante el Legislativo se va diluyendo conforme pasa el tiempo. Perdiendo razón y motivo debeste ejercicio: la rendición de cuentas. Apenas va el primer día y ya se vio lo que por años se ha visto: Secretarios que se molestan, repreguntan o creen que para opinar de desarrollo económico se debe ser empresario.

No todas ni todos. Pero si la mayoría. Si así fuera, ningún secretario y ningún legilsador tendría razón de ser o tener el cargo que ostenta. Pero eso es otra cosa. Y diputados y diputados que se lucen, preguntar para incomodar, no se preparan, buscan el momento político o peor ni van.

No todas ni todos. Pero si la mayoría. Esa será la tónica en lo que esto dura.

Ojalá fuera para otro fin. No para lo personal ni pasional.

Tanto de quien va como de quien recibe.