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Francisco trató de buscar equilibrios, fue un crítico de aquellos que buscaban ignorar o desestimar a los pobres
00:02 miércoles 23 abril, 2025
Colaboradores"Un hombre que predicó decencia en tiempos indecentes..." La frase resulta un epitafio tan hermoso como brutal. Un retrato exacto del desempeño de Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco, el primer latinoamericano en asumir el liderazgo espiritual de más de mil millones de católicos.
Pero no se necesita ser católico para lamentar su deceso. Tampoco para expresar admiración por su compromiso con los pobres y una visión moderna del catolicismo.
Valdría la pena recordar por ejemplo que fue el primer papa que tomó el nombre de Francisco, en homenaje al santo de los pobres que vivió hace 900 años en Italia. Fué un compromiso que nunca abandonó.
Su papado se inició en 2013, tras la dimisión del papa Benedicto XVI, que nacido en 1927 citó su edad y mala condición física como parte de sus razones para dejar el trono pontificio y convertirse en un Papa Emérito, jubilado, que falleció en 2022.
La marca de Francisco fue visible hasta el último momento. A sus 88 años de edad y luego de una estancia de un mes en un hospital, aún trató de celebrar la Pascua cristiana, de estar en contacto con sus fieles y de actuar políticamente.
Defensor de los migrantes y promotor de la paz hasta su último aliento, Francisco llamó al gobierno estadounidense a la compasión y la decencia hacia los migrantes al tiempo de pedir por la paz en Gaza y en Ucrania.
La mejor medida de su postura por los migrantes es que el presidente Donald Trump nominó a Brian Burch, un católico ultraconservador crítico de Francisco, como embajador de Estados Unidos ante el Vaticano.
Una de sus últimas actividades públicas fue recibir, aunque brevemente, al vicepresidente de los Estados Unidos. J.D. Vance, un católico converso que defiende las políticas migratorias del presidente Trump y criticó públicamente las posiciones de El Vaticano, la mañana del Domingo de Pascua, horas antes de morir.
Su postura en cuanto a Gaza se reflejó en las frecuentes llamadas –diarias según algunas fuentes–, al fraile Gabriel Romanelli, a cargo de la parroquia de la Sagrada Familia en el territorio gazatí.
Ciertamente las acciones y las posturas de la Iglesia católica bajo Francisco pueden haber sido insuficientes para algunos, o demasiado audaces para otros, como cuando pidió tolerancia para las minorías sexuales, abrió algunas puertas para las mujeres en las jerarquías católicas y buscó relacionarse con los pobres.
Algunos pueden ver esas posiciones como demasiado audaces; otros como tímidas. El hecho es que como líder de una Iglesia con integrantes conservadores y progresistas Francisco trató de buscar equilibrios pero a lo largo de su ejercicio, fue un crítico de aquellos que buscaban ignorar o desestimar a los pobres, los criminales y los migrantes.
En uno de sus últimos discursos, el fallecido pontífice destacó que “los constructores de Babel de hoy nos dicen que no hay lugar para perdedores, y que quienes caen en el camino son perdedores”, dijo. “Suya es la obra del Infierno”.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
COLABORADOR
@CARRENOJOSE