Vínculo copiado
#ESNOTICIA
#ESNOTICIA
Desangelada e insípida jornada electoral la que se vivirá en el país el próximo 1 de junio
00:02 sábado 29 marzo, 2025
ColaboradoresEstar puedes confïado
que sin castigo no queden.
El triste suceso ha sido
tal, que admirado me tiene,
y que vaya luego un juez
que lo averigüe conviene
y castigue los culpados
para ejemplo de las gentes. Lope de Vega, Fuenteovejuna
Desangelada, insípida y especialmente rodeada de una imperante falta de confianza en la justicia, la jornada electoral que se vivirá en el país el próximo 1 de junio, la cual ha estado manchada por una reforma nada clara desde el principio, pasando por un método de insaculación increíblemente cínico, para llegar a la víspera de una elección que carece, entre muchas otras cosas, de igualdad para los aspirantes, de claridad en la forma en que se llevará a cabo el voto y de la garantía de que gane el mejor, a causa de un árbitro electoral que, todo parece indicar, se le ha olvidado apegarse al marco constitucional.
De la certeza en la capacidad de los ganadores, ni hablamos. Es más, los requerimientos -carrera en Derecho con promedio de 8.5 y gozar de buena reputación- no los cumple ni la mismísima bachiller Jasmín Esquivel, una de las favoritas del oficialismo para ocupar la presidencia de la Corte.
El ejemplo más cercano es Bolivia. Por más que se rasguen las ves vestiduras asegurando que somos el único país en realizar algo así, lo cierto es que la verdad dista de ello. La diferencia con Bolivia es que, mientras ellos eligen solo a sus altas cortes, nosotros elegiremos hasta el último integrante de toda la red judicial del país. Mientras los bolivianos navegan en la confusión de unos 100 aspirantes, nosotros intentaremos comprender la gracia de encontrarnos con hasta 3 mil 422 candidaturas distribuidas en la Corte, Salas Supremas, Magistraturas, entre otras.
No conforme con ser el epítome de un barco sin rumbo ni timón, el proceso electoral no logró las 5 mil 379 candidaturas esperadas, por lo que llama poderosamente la atención que siete aspirantes a magistrados de circuito no tendrán rival para competir, entre ellos uno de San Luis Potosí.
Veremos cómo levanta -si es que lo logra- esta elección a partir de este 30 de marzo, fecha en que inician las campañas. Remitiéndonos al caso de Bolivia -nación que ya ha llevado a cabo dos procesos de elección judicial- el 65 por ciento del electorado ha anulado su voto en las urnas; y mire que el reflejo de la desconfianza y desinterés al proceso es muy acertado, ya que en la nación sudamericana penalizan con 500 bolivianos -unos mil 500 pesos mexicanos- a todo ciudadano que no ejerce el sufragio. Aquí, seguro más de uno, aún se debate entre la idea de ir o no ir, no saber con certeza por qué se vota, o bien, de plano no tiene interés ni confianza en una elección manchada y contaminada desde el rencor de aquel líder al que la Suprema Corte le rechazara diversas reformas. Así, con un número altísimo de candidatos que apenas cabe en las boletas, la ciudadanía podrá hacer -con toda la animosidad posible- una pausa en sus actividades familiares, de ocio u oficio del domingo 1 de junio próximo para emitir un voto. Una ciudadanía que, claramente, no muestra interés; ni siquiera en el encono característico de un proceso electoral cuando al candidato de sus amores le achacan algunas cosillas para "difamarlo" o "manchar su imagen"; procesos en los que hemos visto discusiones desenfrenadas y apasionadas entre familiares, amigos y compañeros de trabajo para determinar quién llega, gracias a qué y para qué, y concluir la charla diciendo "todos roban". No faltará el cercano patriótico que tratará de describirnos todo lo que ha aprendido en videos, memes y comentarios de redes sobre toda la corrupción que impera en el Poder Judicial, celebrando que le quitarán privilegios a los ministros y vitoreando que al fin el pueblo tendrá la voz cantante. Un patriota declarado que jamás se dio la oportunidad de leer un artículo de Piña, de Alcántara o de Láynez, pero descalifica fervientemente su actuar. Estaremos los que desconfiamos de la transparencia de la elección y que ponemos en duda la fiabilidad y purificación de un poder que sí, no se niega, requería ajustes en su estructura, pero con la cuestión de que politizar la justicia es, citando a Molotov, "darle más poder al poder". Ojalá nos equivoquemos. Ojalá que el día de mañana dejemos de reflejar la poca o nula confianza a nuestros entes de justicia con lonas amenazantes a ladrones que acechan nuestras calles, en dudar de las cifras de desaparecidos, homicidios y feminicidios, o en deshacernos en improperios hacia figuras de justicia, a pesar de que ahora pudimos elegirlos nosotros. Y a los que llegan a ocupar cargos, ojalá siempre tengan en cuenta que estar ahí implica una responsabilidad mucho mayor que una elección, significa otorgar justicia a un pueblo enardecido -solo en estas dos últimas semanas- por Teuchitlán, Cuauhtémoc Blanco, trabajadores de la CNTE, personas desaparecidas, feminicidios, migrantes que cumplen 2 años de morir en la frontera por negligencia y la lista puede seguir. Un pueblo que al parecer no ha comprendido el valor de la división de poderes y unos políticos que, tiránicamente, aprovechan la ocasión. Cuando se alteran
los pueblos agraviados, y resuelven,
nunca sin sangre o sin venganza vuelven. Haciendo averiguación
del cometido delito,
una hoja no se ha escrito
que sea en comprobación;
porque conformes a una,
con un valeroso pecho,
en pidiendo quién lo ha hecho,
responden: "Fuenteovejuna."
Lope de Vega, Fuenteovejuna