En la sala del Tribunal Penal Federal de Suiza, Joseph Blatter y Michel Platini fueron absueltos. Tras siete años de investigaciones, acusaciones y un juicio que se convirtió en símbolo del ocaso de una era en el futbol, los dos hombres que alguna vez dominaron las oficinas más poderosas del balompié mundial recuperan, al menos en lo judicial, su inocencia. El caso giraba en torno a un pago de dos millones de francos suizos realizado en 2011. La fiscalía sostenía que fue un acto de corrupción, un acuerdo ilícito disfrazado de salario atrasado. Los acusados respondieron con una versión distinta: se trataba de honorarios por trabajos de asesoría de Platini para la FIFA entre 1998 y 2002, un acuerdo verbal, como en los viejos tiempos. El tribunal suizo terminó por darles la razón. El desenlace no borra lo ocurrido. Blatter, de 86 años, fue forzado a dejar la presidencia de la FIFA en 2015 en medio del FIFAgate que derrumbó la vieja estructura de poder del organismo. Platini, de 67, considerado su heredero natural, vio desmoronarse su sueño de ocupar el trono del futbol mundial.  Ambos quedaron fuera de los cargos, fuera de las elecciones y fuera de un juego que ayudaron a diseñar. Ahora, la justicia los exime de culpa, pero no les devuelve el tiempo perdido ni el prestigio perdido. Blatter celebró con serenidad. Platini lo hizo con un dejo de rencor: aseguró que todo formó parte de una conspiración política para impedirle ser presidente de la FIFA. La absolución cierra un capítulo judicial, pero deja abiertas las heridas de una década marcada por la desconfianza y esos dos nombres: Blatter y Platini. FUENTE EXCELSIOR