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Varias de esas declaraciones de emergencia fueron basadas en crisis por lo menos exageradas, de acuerdo tanto con sus opositores como con los medios
00:10 viernes 12 septiembre, 2025
ColaboradoresEn los casi ocho meses que lleva en la Casa Blanca, el presidente Donald Trump ha declarado nueve emergencias nacionales y una "emergencia policíaca", como una forma de dar la vuelta a las reglas que limitan el poder de la presidencia y en especial evadir –o socavar según los demócratas– la necesidad de aprobación legislativa.
Varias de esas declaraciones de emergencia fueron basadas en crisis por lo menos exageradas, de acuerdo tanto con sus opositores como con los medios, pero el hecho es que junto con su control del congreso han dado al gobierno Trump una considerable libertad de acción en lo que puede definirse como una campaña para eliminar o neutralizar todo aquello que pueda obstaculizar sus decisiones.
De hecho, hay cada vez más advertencias en torno al posible intento de establecer una dictadura y de que Trump desee instalarse como "hombre fuerte" al estilo de gobiernos autoritarios, como apuntó el analista político Bill Schneider.
El propio Trump parece mantener una tesis: que la presidencia le da un poder absoluto. “Tengo derecho a hacer lo que quiera. Soy el presidente de Estados Unidos. Si creo que nuestro país está en peligro, y lo está en las ciudades, puedo hacerlo”, dijo el 26 de agosto pasado, pero no por primera vez.
Varios, para no decir todos, los principales mandatos de Trump han sido hechos al amparo de leyes de emergencia. Desde la imposición de aranceles comerciales a la campaña de deportación masiva de inmigrantes "criminales" y la orden de desplegar tropas de la Guardia Nacional en ciudades -gobernadas por demócratas- para enfrentar la criminalidad o controlar manifestaciones de oposición a redadas migratorias.
Sea lo que sea, lo cierto es que hay una preocupación creciente en Estados Unidos, donde las encuestas señalan que Trump conserva el apoyo casi fanático de una minoría importante y organizada, basada en un partido republicano que le sigue por convicción o por temor, pero una creciente impopularidad.
La historiadora Heather Cox Richardson, autora del popular blog Cartas de una Estadounidense, vinculó la forma de gobierno de Trump con el pensamiento de Carl Schmitt, un filósofo alemán vinculado por un tiempo con el Partido Nazi.
"Schmitt se oponía a la democracia liberal, en la que el Estado permite a los individuos determinar su propio destino. En cambio, argumentaba que la verdadera democracia suprime la autodeterminación individual al integrar a la masa popular con el Estado y ejercer su voluntad mediante el poder estatal", subrayó al afirmar que es una visión que resulta atractiva a la derecha estadounidense.
Cox Richardson agregó que "esa uniformidad requiere eliminar la oposición. Schmitt teorizó que la política consiste simplemente en dividir a la gente en amigos y enemigos y usar el poder del Estado para aplastar a los enemigos".
Con todo, el éxito de Trump no está garantizado, al menos todavía: la economía y la realidad no parecen ajustarse a sus mandatos.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
COLABORADOR
@CARRENOJOSE