La renuncia de un Presidente no fue suficiente. Cientos de miles de argelinos volvieron a salir a las calles por séptimo viernes consecutivo, el primero tras la dimisión de Abdelaziz Buteflika, el pasado martes 2 de abril. La contestación supone una prueba de fuego para el Jefe del Estado Mayor, Ahmed Gaid Salah, de 79 años. El General forzó la dimisión de Buteflika en nombre del pueblo esgrimiendo la Constitución. Pero, ante el rechazo a que la transición quede en manos del régimen de siempre, el pueblo no cesó su presión en las calles. Buteflika emitió el miércoles una carta atribuida a él donde pedía perdón a su pueblo por sus incumplimientos y errores. Hoy, uno de los lemas más difundidos era una respuesta tajante: "No hay perdón". También había numerosas pancartas contra Gaid Salah, difundidas en Twitter por el periodista argelino Khaled Drareni. "Un general no se rinde jamás, ni siquiera a la evidencia", señala un cartel que portaba una joven. "Gaid Salah, vete. El pueblo no es tonto", decía otro. Como cada viernes, las manifestaciones se desarrollaron en su gran mayoría en un ambiente pacífico, festivo incluso, con familias enteras en las calles de las principales ciudades del país. Mientras la presidencia continúa vacante, el Gobierno que nombró Buteflika el pasado domingo parece actuar como un zombie ajeno a las demandas de la calle. El consejo de ministros anunció dos medidas para ganar el apoyo popular: mayor transparencia en la distribución de la publicidad a los medios públicos y privados y el impulso a la creación de nuevos partidos y sindicatos. Ninguna de esas decisiones impidió que cientos de miles de argelinos se echaran a la calle de nuevo. -- Reforma