En los años noventa el reconocido físico británico Stephen Hawking, cuyo trabajo se ha enfocado en entender y explicar el origen y comportamiento de nuestro universo, señaló, en una reflexión acerca de la vida en el universo, que los virus computacionales deberían considerarse parte de la misma. Nada alejado de la realidad. Si pensamos la forma como operan estas líneas de código informático, los virus, observamos que su comportamiento se asemeja a una forma de vida, multiplicándose, trasladándose, modificando el ambiente digital en el que existen, e incluso, los más sofisticados adaptándose a cambios de su entorno. Al igual que en un medio ambiente orgánico existen amenazas, nuestros dispositivos y sistemas computacionales pueden ser amenazados por toda una gama de virus, gusanos, software malicioso y acceso no autorizado, por mencionar algunos riesgos. El tema no es menor si consideramos el uso actual de Internet y el potencial del Internet de las Cosas. Estas amenazas pueden saltar de un país a otro y causar grandes estragos a la seguridad y economía de toda una nación. México no es ajeno a este entorno global de ataques, de acuerdo con la Policía Federal, “el número de incidentes cibernéticos identificados se ha triplicado de 2013 a 2016, pasando de cerca de 20 mil incidentes a más de 60 mil” ( Estrategia Nacional de Ciberseguridad, México 2017, Pág. 7). Hoy, en la antesala de un mundo totalmente conectado y convergente, donde el Internet y los dispositivos con conexión forman parte de nuestras actividades cotidianas, fortalecer la ciberseguridad es más necesario que nunca. Para lograrlo, la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) contempla la cultura de la ciberseguridad como un elemento clave en la elaboración de una Estrategia Nacional en esta materia. En el contexto del Día Internacional de la Seguridad Informática, que se conmemora el 30 de noviembre, es oportuno reflexionar sobre nuestro papel como usuarios partícipes de la Era Digital. A fin de contribuir a la formación de esta necesaria cultura, comparto algunas recomendaciones: 1. Los niños de hoy son los usuarios de mañana, por ello es fundamental ofrecerles información accesible sobre los riesgos en la red y las maneras de reducirlos. 2. Respaldo de información. Es común recordar el respaldo de nuestra información de la computadora, tableta o teléfono celular cuando ya la hemos perdido. Así como duplicamos la llave de casa o copiamos documentos importantes, es fundamental hacer el hábito de respaldar nuestra información periódicamente. 3. Contraseñas seguras. Es recomendable crear con contraseñas que combinen números, letras y símbolos y modificarlas periódicamente, esto al menos para los elementos más importantes (contraseña bancaria o correo electrónico). 4. Antivirus. Así como no olvidaríamos alguna vacuna importante, debemos poner atención a la instalación y actualización de antivirus ya que ello nos protege de vulnerabilidades detectadas. 5. Información en redes sociales. Es importante evitar difundir información que permita identificar nuestro entorno familiar, socioeconómico o patrones de conducta y activar los filtros de privacidad para tener certeza de quién puede ver nuestra información. Con los riesgos y amenazas que implica, Internet será cada vez más relevante en nuestras vidas, debemos ser conscientes de ello y fomentar la cultura de la ciberseguridad. -- El Universal