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¿Quién gobierna en Pozos?
00:10 jueves 13 noviembre, 2025
Colaboradores
Dicen que en política nada es casualidad, y lo que hoy pasa en Villa de Pozos parece confirmar la regla. Mientras los vecinos siguen esperando agua, calles pavimentadas y un poco de orden en el tráfico, los pasillos del cabildo se han convertido en un tablero de ajedrez donde nadie sabe quién mueve realmente las piezas. Teresa Rivera, la presidenta concejal, tiene un pie fuera del gobierno, aunque legalmente no pueda renunciar. Pero entre rumores de licencias, diputadas “en disponibilidad” y funcionarios que ya se reparten el poder, lo que más preocupa no es quién se va, sino quién gobierna en realidad, si es que alguien lo hace.
La historia suena absurda: un municipio recién estrenado, con promesas de autonomía y progreso, que al cumplir apenas un año ya vive su primera crisis de autoridad. El marco legal impide que Rivera renuncie, el Congreso está ávido de intervenir, y el cabildo de Villa de Pozos está paralizado y parece temeroso. Mientras tanto, direcciones clave operan sin control: Comercio acumula denuncias por irregularidades, Obras Públicas tiene medio municipio en ruinas por obras inconclusas, la Dirección de Agua se limita a repartir culpas y la Guardia Civil Municipal sin la capacidad operativa de reaccionar y atender hechos de seguridad ¿A quién le rinden cuentas si la cabeza del gobierno está ausente de cuerpo y de voluntad?
Lo que no se dice en voz alta es que la sucesión de Rivera no es un tema administrativo, sino político. Los rumores sobre la llegada de una diputada con licencia han encendido las alarmas entre las y los poceños, que temen ver a su municipio convertido en el “patio trasero” de Soledad. No es paranoia; en política local, los cargos se heredan más por conveniencia que por vocación, y un municipio nuevo es el botín perfecto para los partidos que buscan extender su influencia con caras "conocidas", aunque no tengan arraigo por no ser del lugar.
Pero hay algo más profundo que el enredo legal o el pleito partidista: la sensación de abandono. La gente de Villa de Pozos siente que les prometieron autonomía y les entregaron una burda y clara simulación. El municipio se gobierna por inercia, con decisiones tomadas a medias y responsabilidades diluidas entre oficinas. Nadie sabe quién firma, quién manda o quién responde por los errores. Y mientras los procesos jurídicos se “agotan”, la ciudadanía paga las consecuencias con calles rotas, servicios pésimos y deficientes e inseguridad creciente.
Quizá el verdadero problema no sea la renuncia de Teresa Rivera, sino la renuencia colectiva a gobernar. Si el poder se ejerce desde la sombra, si el Congreso opera e interviene, y el cabildo calla y se lava las manos en tomar las riendas del municipio, ¿Quién está al mando de Villa de Pozos hoy? Tal vez la respuesta sea tan incómoda como evidente: nadie. Y cuando nadie gobierna, el poder, ese que todos dicen no querer ejercer, siempre encuentra a alguien dispuesto a tomarlo, aunque sea por la puerta trasera y de formas incluso en contra de ley.
¡Hasta mañana!