Como lo hemos plasmado en otras entregas, la violencia es un factor que se detona a cada momento en nuestra sociedad. No solo por las nuevas premisas de la cultura de lo urgente, que va acompañado de la falta de valores, sino porque la reciente pandemia nos llenó de angustia, miedo y frustración que se constituyeron en alimento para incubarla en todo momento. Y es el futbol un tema que en México es religión y pasión desbordada, que si lo aderezamos con alcohol u otras drogas será el detonante de mayor violencia. En días pasados se volvieron a presentar hechos de violencia en un partido de futbol en el estadio “Lastras”.  Ya no solo se presenta esto cuando nos vistan nuestros vecinos de Querétaro, esta situación se da cada 15 días, la violencia es el ingrediente que nunca falta. La encrucijada es, ¿cómo se puede resolver este problema que ya puso a San Luis Potosí en la escena nacional como una afición violenta? La venta indiscriminada de cerveza o el acceso de personas en estado alcohólico o bajo alguna droga, podrían ser uno de los factores. Pero también estos episodios de violencias presentan a las afueras del estadio.

¿La prohibición del acceso de las “barras” o porras al interior de estadio? Tal vez sea necesario que el estadio reciba un castigo, con la prohibición de partidos con espectadores, para que tanto la afición, como el club y los cuerpos de seguridad, tanto municipales como estatales, pongan atención a este problema que detona en la falta de seguridad de los más de 15 mil asistentes al estadio y los vecinos de la zona. La realidad de las cosas es que, en estos últimos 2 partidos de futbol en San Luis Potosí, hubo alguien que fue omiso a la dimensión de la concentración de personas en el estadio y la falta de previsión en la seguridad de los asistentes. La única vedad es que se tienen que tomar cartas en este asunto para evitar que continúe creciendo, lectura que solo será causante de ausencia de las personas que asisten a un evento familiar, con el riesgo de ser agredidos por alguno de estos energúmenos que no se pueden llamar nunca aficionados. El deporte debe ser la bandera más generosa de la sana competencia, el respeto al adversario y el esfuerzo en equipo. Tanto dentro como afuera de la cancha, juega limpio Hagamos juntos la Diferencia

Jorge Armendáriz Gallardo

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