Vínculo copiado
#ESNOTICIA
#ESNOTICIA
La complicación con esa última visión, es que olvidamos que el problema no radica en las instituciones y las leyes, sino en las personas
00:10 miércoles 31 diciembre, 2025
Colaboradores
Se ha convertido una tradición que cada año que termina, las personas realizan una introspección de lo acontecido; reflexiones de lo bueno que vivieron; lo malo que sucedió; los sueños cumplidos e incumplidos; las metas logradas y las inconclusas; una gama de pensamientos y esperanzas nos inundan de que el año que viene definitivamente será mejor al anterior.
El 2025 fue un año de lleno cambios y nuevos paradigmas legislativos y políticos en México y el mundo, ya alguna vez en esta columna cité las palabras de Margaret Atwood respecto que las distopías de algunos eran las utopías de otros; es decir, los cambios que para algunos parecen desastrosos, para otros son simplemente un paso para alcanzar un nuevo orden.
De ahí que para algunos este año fue disruptivo, se rompieron los equilibrios del poder, se privaron de los pesos y contrapesos democráticos que todo Estado de Derecho debe de contar para evitar abusos y una concentración desmedida de poder que sólo llevará a limitar, e incluso, privar de derechos fundamentales; mientras que, para otros, el sistema político estaba tan corrompido que era necesario sacudirlo de tal manera que para poder refundar nuevamente el Estado, se debe hacer con una visión única donde desde del poder se nos diga que lo que está bien y lo que es malo, así como quiénes son los enemigos a odiar.
La complicación con esa última visión, es que olvidamos que el problema no radica en las instituciones y las leyes, sino en las personas, pues es a partir de su visión ética -en lo que subjetivamente consideran bueno o malo- donde se trazan los cambios que, como la historia nos ha enseñado, nunca perdurarán pues están sujetos al pensamiento sesgado de un grupo que no acepta un disenso ni permite construir consensos.
El año que termina y el que iniciará sin duda estarán llenos de nuevos retos, complicaciones y cambios; por ello, conviene tener presente lo que alguna vez, Marco Aurelio, con singular atino, mencionó: mirar hacia el pasado, con sus imperios cambiantes que se alzaron y cayeron, y serás capaz de prever el futuro.
Así, viendo los cambios acontecidos en el 2025, con una visión objetiva sabremos que lo que no espera para este 2026, claro sin perder la esperanza que lo que viene mejorará lo sucedido.
POR JUAN LUIS GONZÁLEZ ALCÁNTARA CARRANCÁ
MINISTRO EN RETIRO DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN